La voluntad de cambio manifestada en "casi" toda España por la enorme mayoría de votantes ha propiciado una victoria histórica del Partido Popular y un desplome del Partido Socialista.
Sólo en Cataluña y en el País Vasco la "marea azul" ha sido frenada por dos partidos (me refiero en número de votos), CiU y PNV que tienen en común ser los dos únicos que votaron, en su día, en contra de la aprobación de la Ley de Dependencia. Duran dijo durante la campaña electoral que esa Ley era una "estafa de los socialistas", Rajoy que, tal como estaba no era sostenible.
Sé que el nuevo gobierno tiene que enfrentarse a muchos desafíos que quizás, a vista de pájaro, sean más relevantes, pero la Ley de Dependencia, sin duda, será una de las cuestiones con las que tendrá que lidiar Rajoy.
La primera decisión que nos permitirá saber hasta qué punto el nuevo presidente da o no importancia al asunto será el nombramiento de la nueva ministra (o ministro). Cuando Zapatero nombró a Leire Pajín, supimos, y así lo escribí en este blog, que verdaderamente no le importaba la dependencia más allá de como herramienta de confrontación política. Ahora el nuevo presidente in pectore, tiene la ocasión de congraciarse con los dependientes, profesionales y proveedores, públicos y privados, nombrando para el cargo a alguien que conozca de qué va la cosa. No creo que volvamos a tener un Ministerio de Asuntos Sociales como en época de Felipe González, pero un indicador relevante será con quien se "ajunta" la materia: puede ser con Trabajo (así fue en la época de Aznar y una parte de Zapatero), con Sanidad, como ahora. Creo que podemos descartar las ocurrencias peregrinas de crear un nuevo Ministerio de Educación, Deporte y Servicios Sociales, pero tendremos que esperar para saberlo.
Me pongo a escribir una carta a los Reyes Magos con lo que me gustaría que en Enero trajesen al Sistema de la Dependencia. Si a alguien se le ocurre algo, espero sugerencias.
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