Ayer por la noche asistí a la entrega de los IX premios ACRA, patronal catalana de recursos asistenciales. Un acto precioso que se convirtió en un homenaje a la persona que ha liderado la organización desde su creación hace veintiún años, Vicenç Vicente Lázaro. La presencia del Conseller Cleries, del ex presidente de la Generalitat Pascual Maragall, de varios ex consellers y de, calculo, más de trescientas personas que llenaban varias salas del Palacio de Pedralbes, dio al acto el aspecto de las grandes ocasiones.
Felicito a Vicenç Vicente sinceramente y ahora entro en harina.
Bajo los oropeles de la celebración hubo sustancia de la buena.
Cinta Pascual, flamante nueva presidenta de ACRA, aprovechó su discurso, en presencia de tan nutrido grupo de políticos, para trenzar habilemente felicitaciones para los premiados, reconocimiento para el esfuerzo que estamos haciendo todos (gobernantes y sector) para salir de la crisis y un reproche disfrazado de sugerencia para el Conseller Cleries. Cinta Pascual pidió flexibilidad y confianza, algo que normalmente se suele pedir cuando consideras que aquél a quien se lo pides es rígido y desconfiado.
Supongo que, cuando la presidenta habla de flexibilidad se refiere a que, esos criterios de flexibilidad que están intentando acordar las patronanes con la Generalitat, sean algo más que puras cuestiones anecdóticas como disminuir un 12% la exigencia de determinados perfiles profesionales en centros concertados y acreditados. La flexibilidad pedida quizás querría decir, pedir una ratio de atención directa dividia en grupo social, sanitario y gerocultor permitiendo a cada centro configurar el equipo de profesionales que considere más adecuado a su forma de hacer las cosas. Pero, claro, aceptar eso nos llevaría a la otra idea, la confianza. A la Generalitat no le costaría ser flexible si se fiase del sector privado de atención a mayores pero en el fondo desconfía. Cree sinceramente que, si concede la más mínima flexibilidad las empresas abusarán y darán mal servicio. Sólo así se entienden algunas cosas.
Cuando Inforesidencias.com comunico la noticia, difundida previamente por alguna patronal, sobre la última reunión de la Taula Técnica de Gent Gran (organo de contacto entre patronales y Generalitat), en seguida me llegó información desde la propia administración que me decía que lo difundido no era correcto ni se ajustaba a lo dicho en la reunión. Lo curioso es que, según algunos de los asistentes, al empezar la misma, desde la administración se dijo que no hacía falta que tomasen nota ya que recibirían un escrito comunicando el contenido de la misma y las medidas propuestas (casi dos semanas después no lo han recibido).
El Conseller Cleries habló también en la entrega de premios. Con el poco tiempo que lleva, ya creo que si no es el mejor conseller que hemos tenido, le falta poco. Domina el tema, habla bien y tiene cintura. En su intervención, empezó recordando que lo de ayer era una fiesta pero enseguida cogió el guante lanzado por Cinta Pascual y volvió a pronunciar las palabras flexibilidad y confianza. Por supuesto que habló de lo difícil de la situación, de los sacrificios y esfuerzos que son y serán necearios (mencionó específicamente la congelación de tarifas, "que ya se produjo en el anterior gobierno") y remarcó que valora mucho la colaboración de las patronales.
Después una cena puso fin a la fiesta. Felicidades a ACRA.
Y hoy es hoy. De vuelta a la rutina la realidad, que es cruel evaluadora de las intenciones, nos ofrece una buena ocasión para saber si la flexibilidad y confianza son algo más que palabras en la mente del conseller Cleries.
Resulta que los inspectores de servicios sociales de Cataluña en los últimos tiempos están comunicando a las residencias que los gerocultores no tienen como función hacer las camas por lo que, si las hacen, están incumpliendo una norma de acreditación que es que el personal de atención directa no pueda realizar labores de atención indirecta (limpieza, cocina, lavandería, administración, dirección y mantenimiento). El tema podría haber sido interesane el año 1999 cuando se empezó a exigir este requisito a centros colaboradores, pero hoy, doce años después, resulta cuanto menos llamativo.
ACRA ha hecho llegar a sus asociados una nota en la que ofrece dos argumentos para considerar que las gerocultoras sí pueden hacer las camas: 1) Así queda establecido de forma expresa en el convenio colectivo del sector. 2) La exigencia que establece el pliego es que "los servicios de limieza, lavandería, cocina, mantenimientoy administración se deben prestar con personal que no preste servicios de atención directa".
He ahí los argumentos. Los mismos que han hecho que, con la misma norma se haya hecho una interpretación durante once años. Ahora qué.
Quizás soy un optimista patológico pero casi puedo imaginarme al conseller, irradiando hacia toda la organización de la que él es cúspide, las máximas de la flexibilidad y confianza. Le veo preguntándose, ¿Pasa algo si seguimos aplicando el criterio de los últimos once años? ¿No? Pues adelante. Y como esto de la confianza tiene una fuerza expansiva considerable, le veo preguntando, ¿Y si establecemos una ratio para personal sanitario, otra para social y otra para gerocultores y dejamos que cada residencia se adapte eligiendo sus profesionales? Podrían engañarnos, le dirá algún técnico. Probemos la confianza, responderá el Conseller.
Veo esa imagen y me imagino a un sector que ve en la Generalitat a ese cliente que te aprieta con el precio pero que hace lo posible por faclitarte el trabajo. A alguien con quien te sientes cercano ya que, a pesar de los problemas, te apoya en lo que puede. Alguien en quien puedes confiar porque sabes que confía en tí. Creo que esa Generalitat existe, me pareció verla ayer durante un momento.
A ver si esta vez no me equivoco.
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