miércoles, 17 de octubre de 2018

¿Cuánta gente trabaja en una residencia?


Una residencia de personas mayores es básicamente un edificio adaptado, un equipo de profesionales y una forma de trabajar que dé apoyo a los residentes con calidad y respeto.  El equipo de profesionales resulta pues una pieza básica.

Para muchas personas que tienen algún familiar viviendo en una residencia la sensación es que nunca hay suficiente personal.  Pero, ¿Cuántas personas suelen trabajar en una residencia?

Las normativas autonómicas exigen ratios de personal de entre 0,30 y 0,50,  o sea que haya un trabajador a jornada completa por cada dos o tres residentes.  Como las residencias son servicios que están abiertos 24 horas todos los días, ese personal hay que distribuirlo por lo que, al final la cantidad de cuidadores presentes es más baja.  Además, junto con el personal “que se ve”, hay otro como cocina, lavandería o mantenimiento, que también cuentan aunque pasan más desapercibidos. 

El personal que trabaja en una residencia se puede distribuir en cuatro grupos:

Gerocultoras/auxiliares: son las que hacen la labor más importante que consiste en dar atención, cuidado y apoyo a los residentes en sus actividades cotidianas. Desde ayudarles a levantarse y moverse si lo necesitan, vestirse, asearse, comer... También pueden desarrollar labores de mantenimiento del entorno del propio residente como hacer la cama, ordenar su ropa y enseres y otros similares.

Profesionales sanitarios:  aquí tenemos a la enfermera, que tiene un papel primordial en la atención a mayores; al médico, al fisioterapeuta y al psicólogo.

Profesionales sociales: son la trabajadora social, el educador social y terapeuta ocupacional.


Personal de servicio o de atención indirecta:  Limpieza, lavandería, cocina, mantenimiento y administración.

Así como la casi totalidad de residencias cuentan con gerocultoras y enfermeras y la inmensa mayoría con médico y fisioterapeuta, el resto de profesionales varía de un centro a otro por lo que vale la pena, cuando se comparan residencias conocer quién forma el equipo profesional del centro.

Con los convenios colectivos actuales, tener a un trabajador presente 24 horas todos los días del año supone contratar a  algo más de cuatro personas.  En suma, de cada Euro que ingresa una residencia, entre 60 y 70 céntimos van para pagar personal.

Algunas residencias, para que todo aquel que entra, tenga conciencia de lo grande del equipo de profesionales, han empezado a reservar una pared en algún lugar concurrido del centro para colgar retratos de todos los que trabajan.  La sorpresa suele ser mayúscula para visitantes y para los propios trabajadores.





miércoles, 10 de octubre de 2018

Imprescindible Grace y Franky, una serie de maravillas y mujeres en la tercera edad

Alguna vez en el blog he recomendado algún libro o película. 

Esta  vez, os quiero hablar de  una  serie  cuyas  protagonistas  son  dos  mujeres  mayores  que  muy  poco  tienen  que  ver  con  las  queridas  Chicas  de  oro  que  hace  unas  décadas  pusieron  una  nota  de  humor  en  las  tramas  ligadas  a  las  mujeres  mayores  y  la  vejez. 

La  serie  que  recomiendo  vívamente  también  tiene  un  fondo  de  humor,  pero  el  punto  de  partida  que  lleva  a  dos  mujeres  en  edad  de  jubilación  a  vivir  juntas  es  muy  distinto. 

Grace y Frankie, dos damas maduras
Hablamos  de  Grace  y  Frankie.  Está  protagonizada  por  Jane  Fonda  y  LiLy  Tomlin  y  ha  sido  todo  un  fenómeno  mediático  y  un  gran  éxito;  de  hecho,   está  ya  por  su  cuarta  temporada. 

La  serie  arranca  con  fuerza:  La  ordenada  Grace  (Jane  Fonda)  es  una  alta  directiva  de  fuerte  carácter  retirada  de  la  empresa  de  cosméticos  que  fundó  y  la  excéntrica  Frankie  (Lily  Tomlin)  es  una  profesora  de  arte  que  lleva  una  vida  bastante  hippie.  Sus  tranquilas  y  dispares  vidas  de  felices  mujeres  casadas,  amigas-enemigas  entre  ellas,  se  ven  alteradas  cuando  sus  respectivos  maridos,  Robert  (Sam  Waterston)  y  Sol  (Martin  Sheen),  socios  de  un  bufete  abogados  de  divorcios  de  éxito  de  San  Diego,  les  piden  el  divorcio,  les  confiesan  que  son  homosexuales,  que  están  enamorados  entre  ellos  y  que  se  quieren  casar. 

Ellas,  tan  dispares,  deben  dar  un  giro  de  la  noche  a  la  mañana,  abandonarán  sus  respectivas  casas  y  se  verán  obligadas  a  vivir  en  la  casa  de  la  playa  que  ambas  parejas  compraron  años  atrás,  mientras  que  los  dos  maridos  deciden  vivir  en  la  casa  que  Robert  compartía  con  Grace.  Deberán  reordenar  sus  vidas,  aprender  a  convivir,  superar  las  situaciones,  volver  a  trabajar...Se  enfrentarán  a  problemas  de  salud,  a  sus  hijos,  a  situaciones  comprometidas...e  idearán  increíbles  y  divertidos  negocios  juntas. 

No  vamos  a  contar  más  cosas,  pues  cada  episodio  aporta  una  nueva  sorpresa  que  pone  a  prueba  a  estas  dos  mujeres  que  en  el  último  tramo  de  sus  vidas  deben  aprender  a  vivir  de  nuevo.  Las  actrices  protagonistas  están  extraordinarias  y  se ven acompañadas  por  un  espléndido  reparto.  Los  guiones  son  ágiles  y  ocurrentes,  de hecho,  la  creadora  de  la  serie  fue  co-creadora  de  la  mítica  Friends.  Lo  maravilloso  de  esta  serie  es  que  nos  hace  caer  en  la  cuenta  de  que  las  mujeres  mayores  tienen  algo  que  decir,  que  nos  son  muebles  aparcados.

Es  una  comedia  sin  perjuicios,  llena  de  vitalidad,  donde  las  mujeres  se  enfrentas  a  su  propia  edad,  a  la  imagen  que  la  sociedad  tiene  de  las  mujeres  mayores,  a  sus  limitaciones,  a  los  nuevos  modelos  de  vida  y  familia,  al  culto  a  la  juventud,  etc. 

Grace  y  Franky  se  comportan  como  lo  que  son,  mujeres  que  son  personas  y  no  el  estereotipo  que  se  espera  de  dos  ancianas.Conducen,  han  tenido  y  tienen  trabajos,  saben  usar  ordenadores  y  móviles,  son  modernas  en  su  manera  de  peinarse  y  vestir  y,  además,  sus  intereses  son  variados  y  no  tienen  nada  que  ver  labores  de  costura  o  ganchillo. 

Tampoco  sus  vidas  giran  alrededor  de  sus  hijos  y  nietos.  Pese  a  su  edad,  y  sin  importar  la  opinión  ajena,  son  mujeres  interesantes  y  atractivas,  con  impulsos  vitales  y  sexuales,  con  mucho  que  aportar  y  una  vida  mucho  más  intensa  que cuando  estaban  casadas  criando  a  sus  hijos.
  
Grace  y  Frankie  es  una  serie  protagonizada  por  dos  mujeres  maravillosas  en  la  tercera  edad,  interpretadas  por  dos  increíbles  actrices  de  80  (Jane  Fonda)  y  78  (LilY  Tomlin).  Son  un  ejemplo  de  profesionalidad  y  de  amor  a  su  trabajo,  de  sentido  del  humor  y  alegría  por  ser  mujer,  mayor  y  seguir  vivas.  La  serie  ha  recibido  siete  nominaciones  a  los  premios  Emmy  y  una  a  los  Globos  de  oro.  Treinta  años  después  de  que  Las  chicas  de  oro  abrieran  camino  y  ya  hablaran  de  todas  estas  cosas,  Grace  y  Franky  siguen  mostrando  que  las  mujeres  mayores  son  subversivas,  revolucionarias  y  atractivas.    La  serie  se  pude  ver  en  plataformas  como  Netflix.

Supongo que un día la serie evolucionará al momento en el que estas activas damas maduras tengan que encontrar una residencia de mayores adecuada.


miércoles, 3 de octubre de 2018

Residencias de tercera edad ¿Grandes o pequeñas? Trece años después


En 2005 escribí un artículo titulado "¿Residencias grandes o pequeñas?"

Por aquel entonces se estaban construyendo e inaugurando muchos centros residenciales para mayores de entre 150 y 200 plazas y, a pesar de ello, España seguía siendo un país de residencias pequeñas con un sector privado formado eminentemente por centros que acogían a menos de 50 residentes (y con un gran número de miniresidencias de menos de 25 plazas).  Residencias que, en muchos casos encontraban enormes dificultades para adecuarse a los nuevos requisitos que surgían en las diferentes comunidades autónomas en lo que respectaba a contratación de profesionales, exigencias arquitectónicas y de calidad. Parecía que las autoridades, a través de requisitos de autorización y acreditación iban encaminadas a acabar con el sector de las residencias pequeñas.  Y esto era así hasta el punto que en poco tiempo surgió en Cataluña Upimir, una patronal que agrupaba y agrupa, precisamente a residencias pequeñas y medianas.

Mi opinión, hace trece años era la siguiente: “Yo creo que hay motivos para pensar que, al menos durante unos cuantos años, van a coexistir en el sector residencias grandes, medianas y pequeñas y uno de ellos es que, a pesar de que las residencias más grandes suelen ofrecer un buen servicio en mayores espacios y un equipo de profesionales más extenso, las residencias pequeñas cuentan con “la simpatía” del público”.

Una prueba de esta “simpatía” se ponía claramente entonces de manifiesto en un estudio llevado a cabo por el IMSERSO con el título Situación y evolución del apoyo informal a los mayores en España” en el que mediante una radiografía en movimiento que permitía comparar la atención que prestaban familiares y amigos en 1994 con la de 2004. Dentro del estudio se planteaba una pregunta a 1.500 cuidadores no profesionales: “¿Cómo  cree que deberían ser las residencias para las personas mayores?”.  Casi el 40% decía que deberían tener menos de 15 plazas; el 16% dice entre 15 y 50.  Si tenemos en cuenta que el 21% dice que no sabe o no contesta.

Con la perspectiva del tiempo veo que las residencias pequeñas deben mimar a una demanda que, a priori dice preferirlas y las más grandes seguir cultivando un movimiento que ha empezado hace unos años y es el de la Atención Centrada en la Persona que, desde un punto de vista arquitectónico propone unidades de convivencia en las que los residentes conviven con un grupo reducido de personas.

Nota: pueden verse los resultados del estudio en https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0211139X0575068X

Sea del tamaño que sea, siempre será bueno contar con una buena herramienta on line para encontrar la mejor residencia de ancianos.  Sé que no debería usar esa palabra pero según Google trends, es la preferida para referirse al servicio que prestan las residencias.