Ya hemos hecho este viaje tantas veces que cada vez se lo ponemos más difícil a Astrid Lindstrom, encargada de la organización técnica y académica del viaje, para que encuentre residencias y centros de atención a personas mayores que hagan algo interesante digno de ser visto y que estén dispuestos a enseñárnoslo.
En este viaje, entre las visitas ha destacado un centro por tener una peculiaridad y carácter entrañable especial.
Se trata de la residencia "La Casa" especializa en la atención a residentes de habla española, que curiosamente está situada en un edificio del que es propiedad una empresa pública del Ayuntamiento de Estocolomo que se llama "Mi Casa".
Nos explican que la empresa que gestiona la residencia Kavat Vård, ha tenido la iniciativa de crear tres residencias para colectivos específicos. Una para personas de habla hispana, otra para los de habla árabe y otra para los que hablan persas.
La casa tiene 33 apartamentos, repartidos en 3 unidades de convivencia. 2 unidades para personas mayores con discapacidades físicas y una para personas con demencias. Cada unidad dispone de cocina, abierta al comedor, balcones y terrazas. Los apartamentos son de 30–60 m2 con baño y una pequeña cocina, lo que permite a algunos residentes seguir conviviendo con su pareja. La atención y las actividades se adaptan a la cultura, costumbres y preferencias de los residentes, así como la comida, que se prepara en la casa. Aquí hay algo de información en español.
Durante la visita conozco a Charo, de Santander, que hace "muchos" años se casó con un pescador sueco que atracó en su ciudad y se la trajo para aquí. También conozco a señoras de Lugo y Madrid, además de algunas otras de Chile y Perú.
Iñaki, el cocinero, Alavés, nos enseña con orgullo los menús que lleva preparando desde su llegada a la residencia. Es una verdadera fusión española y latina. Hoy para cenar hay ensalada, quesadillas,
chistorra y patatas hervidas. Siempre hay algo para elegir. Cuando le preguntamos a Iñaki sobre dónde están en el menú las calorías y contenidos nutricionales nos dice que eso no se lo piden y que eso de especificar tanto le parece más algo de "los hospitales de los años setenta".
La residencia sigue el patrón de las que hay en Suecia. Como las personas, por ley, tienen derecho a que las residencias les ofrezcan una "vivienda completa", no existen habitaciones al uso, como en las residencias españolas sino que todas son un mini-apartamento con su dormitorio su cocina americana y lavabo. Algunas también tienen una salita.
La Casa lleva funcionando un año y medio y, ahora que está llena, la empresa propietaria la considera un éxito. Para los residentes, el hecho de que todos los empleados (salvo la directora) hablen español les supone tener una mejor calidad de vida.
Suecia es un país de refugio para muchas personas de diferentes países que han huido de conflictos por lo que la iniciativa de ofrecer una atención especializada diferente para personas de distintos orígenes podría plantear tanto una oportunidad como problemas.
La experiencia hasta ahora, tal como nos han explicado es que hay más ventajas que inconvenientes. Los residentes latinos parecen más sociables y tienen una relación con sus familias más cálidas que los nativos escandinavos. De momento, parece que todos están contentos con la iniciativa.
Autor del post: Josep de Martí
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