Ya llevamos unos cuantos viajes
geroasistenciales organizados. La idea
es sencilla: viajar a un país diferente para conocer cómo funciona allí las
residencias y los servicios de atención a mayores.
Los asistentes son empresarios,
directores y profesionales de residencias y otros servicios para personas
mayores.
Empezamos yendo a Suecia (hemos ido ya
cinco veces) y ahora ya hemos visitado además, Alemania (2 veces), Austria,
Holanda, Suiza y Francia.
La clave para que los viajes salgan bien
es encontrar un partner que conozca bien el país y que pueda contactar con
residencias e instituciones que resulten interesantes y novedosas para ser
visitadas. Hasta ahora hemos lo hemos
encontrado en Astrid Lindstrom, en Tioman&Partners y en la empresa
holandesa Transfer.
El último viaje lo hemos organizado con
Tioman&Partners y nos ha llevado a visitar tierras escocesas.
Han sido cuatro días interesantes de los
que me gustaría explicar ahora una
En Glasgow tuvimos la ocasión de visitar la
residencia Blenham House del grupo Randolph Hill.
El centro lleva funcionando doce años y
atiende a sesenta personas en tres plantas.
Cada planta se divide simétricamente en dos unidades que están abiertas
y comunidadas entre sí por espacios comunes
Fuimos a la hora de cenar (o sea no muy
tarde) y vimos como algunos residentes cenaban en su habitación, otros en los
comedores y otros, lo que nos resultó llamativo, en las salitas de estar
mientras miraban la televisión. ¿El
motivo? Nos dijeron que muchas personas
en Escocia cenan mirando la televisión por lo que intentan que puedan seguir
haciéndolo.
Otra cosa llamativa de la residencia fue
la sala de reminiscencia. Una habitación
en la que todo es de los años 50 del siglo XX.
Sin llegar al “extremo reminiscente” que vimos en la residencia
Akropolis de Rotterdam, la sala te traslada en el tiempo. Nos explicaron varios casos en los que las
personas mayores con demencia, llevadas a la sala, al cabo de un rato se
transforman positivamente. Dos
asistentes al viaje nos explican que en sus residencias en España ya tienen
salas de reminiscencia parecidas y adaptadas a su entorno geográfico. Algo que demuestra que a veces no hay que ir a
miles de quilómetros para aprender.
La directora nos explica cómo funciona el
centro y cómo el documento principal sobre el que trabajan es la historia de
vida de la persona.
Desde hace unos años la residencia recibe
a personas cada vez más dependientes y necesitados de atención médica. Así, si hace doce años la media de estancia de
un residente en el centro era de cuatro años; ahora es de entre doce y
dieciocho meses. Esto les ha obligado a
cambiar la forma de trabajar en muchos sentidos. Además, el hecho de que cada vez ingresen más
personas con demencia avanzada, hace que les sea difícil preguntarles qué
desean y cómo desean ser tratados. Algo
a lo que se han tenido que ir adaptando.
Cuando alguien ingresa en la residencia
obtienen un informe y una valoración de los servicios sociales; otro del médico
de cabecera (general practitioner) y uno elaborado por los profesionales del
centro basándose en los datos que aporta la familia. Disponen de cuatro profesionales cualificados
para elaborar los planes de vida. Para
poder sacar el máximo de información útil, utilizan la primera visita que éstos
hacen a la residencia y después les piden que rellenen un formulario en el que
se pide mucha información sobre la vida previa familiar y laboral; sobre
preferencias, gustos, aficiones y otros aspectos de la vida de la persona
mayor.
La directora de la residencia es
“mapadora” de la herramienta Dementia
Care Mapping (DCM), una técnica que permite valorar muchos aspectos del
bienestar de personas con demencia mediante una observación estructurada. En el grupo de residencias de la que forma
parte XXXX son tres los profesionales preparados para poder hacer esas
observaciones. Lo que suelen hacer es ir
a “mapear” en las residencias en la que no trabajan normalmente. Aunque la directora es una ferviente
defensora de la técnica y nos explica varios casos en los que ha servido para
introducir cambios que han mejorado la vida de las personas, también nos avisa
de que uno de los retos más importantes con los que se encuentra es el de
conseguir que los cuidadores no se sientan cuestionados o amenazados por el
hecho de ser observados y por las observaciones posteriores.
Las actividades del centro se basan en la
historia de vida personal y en una especie de “historia de vida social”. Así, nos explican que muchos de los
residentes hombres, en su vida laboral cobraban los viernes en metálico y,
antes de volver a sus casas pasaban por el pub a tomar una cerveza. En consecuencia, una de las actividades
programadas del centro es la visita al pub local los viernes para tomar una
pinta de cerveza. Otra actividad
programada es la “salida de compras” y el “momento de arreglarse las uñas” que
junto la visita semanal de la peluquera,
nos dicen, son de las que más éxito tienen. También tiene éxito la “salida en autocar”,
que en ocasiones consiste en ir a hacer algo algún sitio y en otras,
sencillamente subir a un vehículo adaptado y dar una vuelta por Glasgow sin
bajar del autocar. Nos dicen que pasar
un rato circulando en un vehículo forma parte de la vida de las personas y que
ellos lo disfrutan. De vez en cuando, tienen programada una actividad
“one-to-one” (algo así como uno a uno), que consiste en hacer algo en la
residencia o fuera de ella que sólo implique a un residente y a una cuidadora;
por ejemplo salir de la residencia para ver una obra de teatro que sabemos les
gustará; o comer en un restaurante o visitar algún monumento. Estas actividades one-to-one son únicas y dependen
mucho de cada persona y sus circunstancias. La clave, nos explican, es hacer
cosas que no parezcan actividades programadas sino “cosas que surgen”.
Otro caso interesante: un residente que
suele dormir mal, no quiere irse nunca a la cama, por la mañana está agitado y
no desayunaba bien. Tras trabajar en su
historia de vida descubren que durante toda su vida laboral había sido minero
de turno de noche, su costumbre era llegar a casa, tomarse una pinta (medio
litro) de cerveza y dormir durante la mañana.
En la residencia probaron acostarle más tarde y darle una cerveza en el
desayuno.
Hablando de números nos dicen que la
residencia acoge a 25 usuarios financiados por la administración y 35
privados. Esta es la proporción máxima
de usuarios financiados que pueden acoger ya que, debido a que el precio que
les pagan es inferior del que pueden cobrar de los privados resulta que los
privados están financiando parcialmente la estancia de los “públicos”.
En la residencia trabajan 85 personas
para atender a los 60 residentes. La
norma es que haya presente un empleado por cada cinco residentes durante el día
y 4 personas por la noche (2 enfermeras y dos cuidadoras). Si se cuentan
jornadas completas en vez de personas, resulta que tienen unas 70 empleados o
lo que equivale a una ratio de más o menos un 1,1.
Sobre los precios que pagan :
Un usuario privado paga 1.114 Libras a la
semana mientras un usuario “público” paga 649 Libras.
Esto equivale a 6.200 Euros al mes para
las plazas privadas y unas unos 3.700 Euros para las públicas.
Más del 80% de los gastos en que incurre
la residencia se corresponden con el personal.
Como siempre, salimos de la residencia
con la sensación de que algunas cosas nos sonaban y otras pueden servir de
inspiración.
Espero que alguien de los que haya venido al viaje escriba algo más ya que seguro que me dejo algo de esta visita.
Dejo para dentro de unos días tratar sobre otras cosas que hemos visto y resultaron también interesante como la posibilidad de que los farmacéuticos sean prescriptores de medicamentos.
Espero que alguien de los que haya venido al viaje escriba algo más ya que seguro que me dejo algo de esta visita.
Dejo para dentro de unos días tratar sobre otras cosas que hemos visto y resultaron también interesante como la posibilidad de que los farmacéuticos sean prescriptores de medicamentos.
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