En el boletín mensual de Inforesidencias.com de noviembre de 2005 escribí esto:
En los tiempos que corren la imaginación a la hora de dirigir y gestionar una residencia es un factor en plena alza. Son varias ya las residencias que organizan periódicamente jornadas y seminarios dirigidos a los propios residentes y a profesionales del sector.
Nos ha llamado entre ellas la atención Qualia Residencial de Sant Cugat del Vallés (Barcelona), que como primer acto, celebró el pasado 4 de noviembre una conferencia impartida por la Profesora Rita Levi-Montalcini. Sería un acto más si no fuera porque la Dra. Montalcini reúne dos características poco comunes por separado y únicas de forma conjunta: fue premio Nobel de Medicina en 1986 y tiene en la actualidad 96 años.
(...)
En la conferencia, que impartió de de pié, en lengua inglesa y con una sucesión de ideas que mantuvo al auditorio cautivado, defendió que había que exigir al cerebro que trabaje al máximo y no tener miedo a envejecer.
Actualmente la Dra. Montalcini dirige varias fundaciones y su principal preocupación es la ayuda a las mujeres del tercer mundo.
Tras la conferencia la Dra. Montalcini respondió preguntas del público y se manifestó defensora de terapias de crecimiento nervioso en las fases iniciales de la demencia como una de las vías de investigación a las que ve buen futuro.
Hoy, me he enterado de que, a los 103 años ha fallecido la que fue conocida como "La Dama de las Células".
Creo que repasar un poco la vida de una mujer inteligente, tenaz y sobre todo, trabajadora puede ser una buena forma de empezar 2013, un año que no llegará a ver.
Rita Levi, nació en Turín en 1909. Contra la opinión de su padre estudió medicina y trabajó como investigadora en neurología formando parte de un equipo del que saldrían tres premios Nobel, hasta que Mussolini aprobó una ley que impedía a los judíos practicar la medicina y ocupar cargos en la universidad. Se mudó entonces de forma clandestina a Florencia donde montó un laboratorio en su casa y siguió investigando el sistema nervioso en embriones de pollo. Tras la caída del fascismo y hasta el final de la guerra Rita Levi trabajó como médico en campos de refugiados.
Finalizada la contienda volvió a ocupar el cargo en la universidad del que había sido expulsada y no tardó en publicar artículos que llamaron la atención en el otro lado del Atlántico. En 1947 recibió una invitación para participar en una investigación en la Universidad de Washington durante diez o doce meses. Fue y se quedó treinta años aunque sin perder el contacto con Italia. Compatibilizó su docencia e investigación en la Universidad americana con la creación en Roma del Alto Instituto de Estudios de la Salud.
En 1986 ganó el premio Nobel de medicina por el descubrimiento de la existencia de un factor de crecimiento nervioso (NFG), una molécula requerida
para el crecimiento y desarrollo del sistema nervioso sensorial y simpático de
los vertebrados, un avance que resultó fundamental para entender el funcionamiento de algunos tipos de cáncer y de la enfermedad de Alzheimer y que llevó al colectivo científico a alcanzar una nueva forma de entender y convivir con la demencia.
Debido a su dilatada carrera como exitosa investigadora el Nobel acabó siendo sólo un reconocimiento más en una larga lista de premios. Hasta el final de su vida presidió el Instituto Europeo de Investigación el Cerebro que ayudó a crear en 2002.
Junto a su vida como científica, junto con su hermana montó y mantuvo la fundación Onlus dedicada a promover la educación de mujeres en Africa, fue embajadora de la FAO (organización de agricultura y alimentación de la ONU) y, desde 2001 ocupó un escaño como senadora vitalicia en el senado italiano.
Condensar en una persona la inteligencia, la abnegación, el sufrimiento en carne propia de la injusticia, la superación personal y la generosidad, resulta extraordinario. Que encima de ello se trate de una mujer (lo que en el siglo XX suponía subir la montaña con una mochila adicional de prejuicios y obstáculos), hacen de Rita Levi alguien que sin duda debería ser recordado.
Cuando escuché a Rita Levi en 2005, sus palabras me llegaron con fuerza, pero no ha sido hasta hoy, cuando repasando lo que escribí entonces, he captado lo actuales que resultan. He dejado para el final este fragmento de la noticia de entonces que parece una metáfora sobre lo que nos ha pasado los últimos años y cómo con esfuerzo y adaptación podemos recuperar lo perdido:
La Dra. Montalcini, en su conferencia dijo que mantenía la misma curiosidad y felicidad que cuando tenía 20 años, que sabía que muchas de sus neuronas habían muerto pero, debido a la gran plasticidad de las células neuronales, las que le quedaban se habían adaptado para realizar las labores de las desaparecidas de forma que, si mantenía el cerebro activo podía llegar en plenas capacidades hasta el día de su muerte. Muerte a la que manifestó no tener miedo.
Descanse en paz Rita Levi
תנוח בשלום על משכבו
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