jueves, 2 de octubre de 2014

¿EN CASA O EN LA RESIDENCIA?

Durante el último viaje que organizamos en Inforesidencias.com a Suecia nos encontramos con una situación peculiar que, de vuelta en casa me ha estado dando vueltas en la cabeza.


Resulta que visitamos un grupo de apartamentos para mayores que había sido promovido por un grupo de personas homosexuales, Regnbågens seniorboende. El modelo ya lo habíamos visto en otras ocasiones y es bastante común en el norte de Europa: una serie de apartamentos de unos 25 a 40 m2 y unos espacios comunes donde quienes allí habitan pueden reunirse.

El presidente de la asociación que había promovido la iniciativa, Christer Fällman, nos explicó el proceso que les llevó a ponerlo en marcha y cómo funcionaba todo. Y cuando pensábamos que la visita se acababa nos dijo, “bueno, ¿ahora quieren saber cómo funciona de verdad la atención a mayores en Suecia?”. Nos quedamos sorprendidos y asentimos y fue entonces cuando nos enteramos de que en los últimos años el gobierno sueco muestra una preocupación extrema por reducir los costes de atención a personas mayores dependientes.

Resulta que en el modelo sueco de atención en residencias, con ratios de personal entre el 0,80 y el 1, con modelos de atención basados en unidades de convivencia reducidas y con sus salarios escandinavos; el precio de estancia en un centro residencial (contando el alquiler de la habitación, la manutención y la atención personal) puede rondar los 6.000 Euros al mes.

Como la legislación sueca de servicios sociales es muy garantista, quien tiene una situación de necesidad tiene el derecho a recibir atención, ahora bien esa atención puede ser en su domicilio o en una residencia. Pues bien, hasta ahora casi todo el mundo prefería ser atendido en su casa mediante servicios de ayuda a domicilio. Pero ahora, la situación es que muchos querrían ingresar en una residencia y se encuentran con que la administración les dice que no, que se queden en sus casas con dos o tres visitas de SAD diarias. El motivo no está en que el gobierno considere que están mejor en sus casas sino que intenta ofrecer un servicio con menos coste para el erario público.

Christer Fällman se quejaba de que se diese demasiada ayuda a domicilio a quiénes verdaderamente necesitaban ingresar en residencias y nos especificaba casos de personas que tienen que esperar más de un año para poder acceder a una, estando en su casa “insuficientemente cuidadas” por parte de una ayuda a domicilio que viene por la mañana para levantarle, a mediodía para ayudarle y al anochecer para ayudarle a acostarse, además de existir “patrullas nocturnas de SAD” por si es necesaria alguna visita de madrugada.

Los que asistimos al viaje nos quedamos pasmados. “¿Nos está diciendo este hombre que el problema es demasiado SAD?”

De vuelta a casa me vuelvo a sumergir en nuestra realidad cotidiana y veo que aquí las cosas son muy diferentes. En la ciudad de Madrid la Ayuda a Domicilio atendió en 2013 a 52.191 personas, un 14,5% más que el año anterior. Aquí, los trabajadores sociales detectan que sus familias evitan cuando pueden las residencias públicas, aún teniendo derecho ya que tendrían que pagar un 90% de la pensión, frente al 24% de la ayuda a domicilio.

Total que El 77% de los usuarios de ayuda a domicilio escoge este servicio para "evitar el ingreso en una residencia".

Aunque alguien pueda acusarme de cursi, os dejo con una reflexión:

La virtud es un medio entre dos vicios, que pecan, uno por exceso, otro por defecto; y como los vicios consisten en que los unos traspasan la medida que es preciso guardar, y los otros permanecen por bajo de esta medida, ya respecto de nuestras acciones, ya respecto de nuestros sentimientos, la virtud consiste, por lo contrario, en encontrar el medio para los unos y para los otros, y mantenerse en él dándole la preferencia.

Lo escribió Aristóteles hace unos 2.400 años. 

Autor del post:  Josep de Martí

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