Se me ocurrió hacer un comentario en su blog indicando que, sin poder entrar en su caso concreto (que desconozco), sí quería decir que la casi totalidad de residencias geriátricas ofrecen un trato digno y adecuado a sus usuarios.
El (o la) misterioso Barlovento me escribió entonces un mail que contesté y que ha acabado siendo un intercambio epistolar veraniego curioso.
Como me da pena que todo se quede en la intimidad de alguien que no dice quién es y de un servidor, he pensado que nuestro intercambio de mails podría resultar interesante a alguien más por lo que aquí os lo pongo en orden cronológico.
Me gustaría recibir algún comentario:
13 de Agosto
Estimado D. Josep Marti:
Hace unos días usted entró en mi blog y dejo un comentario con el cual coincido y le agradezco.
El motivo de mi correo está relacionado con otro comentario suyo, en el blog del periodista Luis Soria sobre el Grupo Geriatros de residencia privadas de ancianos y la entrada que usted realizó el 14 de julio del presente año. Manifiesta como experto en este tema que; “ era malo generalizar sobre las residencia”.
Que duda cabe D. Josep que no debemos generalizar, a mi la realidad, el contacto con familias que tienen a sus seres queridos en las residencias y mi propia experiencia, me indican que pocas se salvan y que queda mucho por hacer.
Las residencias en general son un mundo opaco, cuanto más impedimentos para visitar al anciano; más opacidad. La actuación de la justicia en este ámbito cuando hay denuncias parece mirar hacia otro lado y no precisamente hacia el denunciante.
Es la hipocresía de un país que se dice civilizado como el nuestro, que se asombra por maltratar a un animal y se insensibiliza ante el maltrato al anciano en muchos ámbitos. Aquel en el que los servicios de urgencias de los hospitales bronquea a los familiares e incluso avisan a la policía cuando un anciano llega con síntomas de haber sido maltratado desde ese entorno familiar y que mira hacia otro lado cuando provine de un entorno de una residencia de mayores.
Las residencias privadas como modelo de negocio societario, la mayoría carecen de una dirección profesionalizada y en muchos casos ni está cualificada, donde prima más los objetivos de beneficio, que el bienestar de los ancianos y el trato. Donde los médicos de esas residencias, atienden más a las directrices de la dirección que a la salud de los ancianos, preocupándose más del patrimonio que de su salud.
Lo desproporcional e ilegal que es solicitar garantías adicionales de pago en muchas residencias privadas, como puede ser la vivienda del anciano, subas en función de la enfermedad, etc, etc. Cuando la vivienda es ofrecida a cambio de cuidados; deberá revestir la máxima transparencia y eso no ocurre. Quien habla de esto, habla de la gestión de cuentas de ahorro por parte de la dirección o trabajadora social de estas residencias.
Labor de inspección por la Administración, ¿de qué inspección?, de aquella que cuando van hacerla avisan antes…dando tiempo a ocultar las irregularidades.
Resumiendo Sr. Martí, los ancianos no interesan comenzando por los propios hijos que ni visitan a sus padres, cómo les va a importar al personal de esas residencias que en la mayoría han accedido a un trabajo sin vocación, cualificación y no les gusta. Reciba un saludo.
Barlovento.
14 de Agosto
Sr.
Muchas gracias por responder directamente a mis comentarios.
Por supuesto que puedo equivocarme pero sigo pensando que la inmensa mayoría de reisdencias prestan un buen servicio y los maltratos son la excepción.
Por supueso que hay un aspecto muy relevante que tiene que ver con la institucionalización. El hecho de tener que compartir habitación, de estar sometido a unos horarios o de no poder elegir muchas cosas que antes del ingreso formaban parte de la esfera de autonomía, supone un menoscabo a la calidad de vida de los residentes. Lo bueno sería que nadie necesitase una residencia, o sea que todos los mayores fueran autónomos, heterónomos e independientes. Por desgracia eso no es así. Pardiendo de allí, las residencias tienen mucho que hacer para mejorar pero sabiendo que el punto de partida no es necesariamente de maltrato. Llevo trabajando en este sector desde 1991 y creo que las cosas ham evolucionado mucho desde entonces.
Llevo unos cuantos años organizando viajes para conocer cómo funcionan las residencias en otros países (he podido conocerlas en Alemania, Suiza, Austria, Holanda, Suecia, Dinamarca y Noruega). En todos estos países, incluso en los que aplican modelos de atención muy centrados en la elección de las personas aparece la visión negativa de las residencias como espacios en los que el mayor pierde su autonomía (le recomiedo leer el libro del abuelo que se escapó por la ventana para cómo se ven los suecos).
Estoy totalmente de acuerdo con usted en que para mejorar, las residencias neceistan más transparencia y en Inforesidencias.com, antes de final de año lanzaremos un indicador de transparencia para potencia que se comparta más información.
Saludos cordiales y gracias de nuevo por su mensaje.
Josep de Martí
15 de Agosto
Estimado Josep Martí
Muchas gracias por su respuesta. En absoluto quiero polemizar con usted, sino dialogar dentro del respeto y la discrepancia.
Hecha esta aclaración, sí me permite; me da la impresión D. Joseph por sus respuesta que está echando “balones fuera” a las cuestiones que le planteé y enfocando a problemas triviales presentes en todas las residencias, como son los horarios y/o compartir habitaciones, que seguramente para muchos ancianos es un “problemón” pero que dista mucho de la cuestión planteada; el maltrato al anciano.
No creo que las residencias tengan esa mala fama, porque las personas pierden su autonomía por las normas que deben existir en todos los centros ¿qué seria una casa sin normas, horarios o disciplina?.
Dice usted que: “lo bueno seria que nadie necesitase una residencia”. Creo que esa opción como otras debe ser elegida dentro de ese principio de autonomía de la voluntad cuya elección es única y exclusivamente del anciano. ¿Se respeta esa voluntad?. Claro que con la que está cayendo, antes el abuelo era un estorbo, hoy son un salvavidas para muchas familias.
Me comenta que en sus residencias a finales de año tendrán un indicador de transparencia. ¿Evitará este indicador el maltrato?. ¿Qué hacen en sus residencias para prevenir y evitarlo?.
D. Joseph el maltrato en ancianos institucionalizados es una realidad (a mayor dependencia, más maltrato y negligencias). Existe porque no solo hay maltratadores, sino que otros profesionales bien por acción u omisión lo consienten, prueba de esa realidad oculta es la afloración de denuncias que van en AUMENTO, siendo lugar de referencia algunas residencias de mayores, desconozco sí en inforesidencias se da esas circunstancias.
Reciba un cordial saludo y permítame seguir con mi seudónimo Barlovento, indicativo de cual es mi objetivo hacia el maltrato al anciano y en concreto a la situación personal que estamos viviendo.
Barlovento
15 de Agosto
Apreciado Barlovento,
Me gusta la polémica respetuosa por lo que creo que podemos seguir intercambiando ideas y comentarios.
Yo no tengo ninguna residencias pero sí un portal que trata de residencias. Es en ese portal en el que introduciremos el indicador de transparencia.
Sobre maltrato, insisto en que el maltrato institucional es el que más me preocupa. En un seminario que imparto sobre esa cuestión empiezo haciendo una pregunta para entrar en situación: Si tuvieses que ingresar e una residencia y el director te preguntase “obligatoriamente tiene que elegir una de las dos opciones que le voy a plantear: prefiere aceptar que ahora mismo le dé un puñetazo en el ojo o que le asigne como compañero de habitación a alguien con demencia que grita toda la noche, se arranca los pañales y le estará siempre revolviendo las cosas de su armario”. Casi todo el mundo elige el puñetazo. Utilizo esta historia para decir que a veces algo que no consideramos como maltrato (a quien te ponen como compañero) es percibido como peor que algo que todos consideraríamos como negativo (una agresión).
Digo que me preocupan especialmente este maltrato institucional porque puede afectar a muchos más residentes que el maltrato “llamativo”.
Por supuesto que creo que las residencias deben tener un protocolo de actuación ante sospecha (o confirmación de maltrato). De hecho conozco muchas que lo tienen.
El maltrato a personas mayores es en sí una cuestión de máxima relevancia y, como dicen los expertos, (por ejemplo http://www.serviciossocialescantabria.org/uploads/documentos%20e%20informes/hablandoMayoresMalosTratos.pdf) la mayor parte de maltratos a mayores se producen en el domicilio de la persona mayor. Como usted dice, en residencias es más fácil interponer denuncias y, aunque usted crea que sí, las inspecciones no avisan cuando van a hacer una inspección y menos aún si ésta es por denuncia.
Si quiere lo podemos seguir tratando o, podemos poner lo que llevamos escrito en algún foro abierto para que más gente opine.
Saludos cordiales
Josep de Martí
16 de Agosto
Estimado D. Josep:
Muchas gracias por sus palabras e invitarme a intercambiar mi humilde opinión de una persona ajena al mundo de la geriatría, pero con una importante vivencia en sus carnes.
Agradecerle también seguir en el anonimato y “como la buena amistad” en este caso regarlo con estos intercambios de emails y quién sabe con el tiempo descubrir algún día mi identidad que nada tengo que ocultar.
En referencia al seminario que imparte y la pregunta que hace. ¡¡CARAY!! me lo pone difícil con este ejemplo extremo. Para mi ambos ejemplos son situaciones de maltrato. Con lo cual yo no elegiría, ni recomendaría esa residencia y ya ve; ¡¡HAY TRASPARENCIA!!. Uno cabria preguntarse; sí la dirección sin motivo me pega un golpe en un ojo. ¿Qué hará si le presento una reclamación?...supongo que como todo maltratador negaría los hechos. Creo suponer que ambos estamos de acuerdo que no deben darse ninguna de las dos situaciones.
En cuanto a las denuncias e inspecciones de los Servicios de la CCAA que me pone.
Ya que usted me cita un ejemplo, le lanzo una pregunta de caso real, sobre la actuación de los Servicios de Inspección de la CCAA, en la que resido. Como actuaron en mi caso concreto, por tanto hecho real documentado . Dejemos para otra ocasión las denuncias al juzgado que también las hay y siempre con aporte documental de partes de urgencias.
Creo que ambos tenemos claro qué son los LIBROS/HOJAS DE RECLAMACIONES, todo menos de dedicatorias y alabanzas. Después de presentar una queja en el citado libro de reclamaciones de la residencia de mi familiar, la primera vez que lo hacia. ¿Qué hacen esos Servicios de Inspección?. En este Pais de MIEDO E IGNORANCIA me remiten una carta en plan amenazas, indicándome que el centro según la calificación y licencia otorgada; es para personas autónomas… y que tenia que trasladar a mi familiar. Por supuesto faltaría; sin aportar documento alguno de tal aseveración.
Decir al respecto que; esa residencia privada con más de 35 años de existencia, toda una planta es de dependientes; alzheimer, demencias, etc. Mi familiar lleva 24 años y aproximadamente unos 8 siendo dependiente, está en silla de ruedas y tiene un deterioro cognitivo moderado por la pila de años. Mi familiar a fecha de hoy, sigue en ese Centro.
Espero su respuesta y ya que la cosa va de docencia... razone su respuesta...ja, ja.... y como la calificación según la tipologia del centro da para mucho más aún.
Reciba un afectuoso y cordial saludo D. Josep.
Barlovento
18 de Agosto
Sr o Sra Barlovento,
Como pasa casi siempre con los dilemas éticos, se tienden a plantear de forma que destaque lo extraordinario. La residencia del dilema del puñetazo no existe pero sirve para hacer pensar. Yo nunca he trabajado cuidando a personas mayores en una residencia. Mi experiencia en este sector viene, por un lado desde la vertiente personal al haber tenido a mi abuela viviendo sus últimos dos años en una residencia (ya hace casi veinte años). Después trabajé en la inspección de servicios sociales de la Generalitat de Cataluña durante casi diez años; ocho como inspector de residencias y dos como jefe de la sección de inspección. Hace catorce años dejé la administración y me dedico por u nlado a gestionar un portal de internet que ayuda a personas a buscar residencia y por otro a dar clases y conferencias. También he escrito un libro “Cómo nos engañaron con la ley de Dependencia”.
Le digo todo esto para que vea que tengo un sesgo si hablo de inspección de residencias aunque creo que éste no invalida totalmente lo que le pueda decir.
Durante los diez años como inspector visitaba unas dos residencias cada día por lo que pude ver cosas muy bonitas y alguna que me puso los pelos de punta. Como dejé de ser inspector el año 2000 mi opinión ya no tiene tanta validez pero ya entonces podía decir que la casi totalidad de las residencias ofrecían servicios correctos y ajustados a lo que cobraban. Por supuesto que había residencias que no (cada año la Generalitat cerraba algunas y multaba a otras tantas). Las denuncias, provinientes de familiares era una herramienta de trabajo.
Cuando leo sus líneas veo que usted escribe con un alto grado de implicación emocional ya que está explicando algo que le ha sucedido a un familiar suyo y usted ha vivido personalmente. Entiendo perfectamente que para usted ese hecho real que tiene documentado debió ser doloroso y no dudo que en su caso hubiese algúna irregularidad o maltrato. También acepto que en su caso la inspección quiso “tirar pelotas fuera”. De ninguna forma me atrevo a poner en duda lo que ha sido su experiencia. Lo que sí me atrevo es a mantener que, incluso casos como el del asesino de Olot (que mató a varios residentes), son insuficientes para decir que en las residencias se maltrata de forma generalizada. No lo digo porque me parezca sino porque durante estos años he tenido contacto y he impartido clases a asociaciones de familiares, de mayores, trabajadores sociales y muchos otros colectivos que me han permitido saber que tenemos, a pesar de un bajo porcentaje de excepciones, un buen nivel de atención en las residencias.
Algo que me ha intrigado mucho en estos años y que en su caso parece producirse es que, entiendo que cuando ingresas a un familiar dependiente en una residencia (porque él mismo no puede tomar la decisión de hacerlo) estás depositando una gran confianza en la institución y sus profesionales. Si sucede algo que te hace perder la confianza en uno o ambos, ¿te sientes cómodo dejando a tu ser querido allí? Cuando usted me ha explicado que desde la inspección le dijeron que tenía que trasladar a su familiar me he preguntado “¿Pero no lo había cambiado ya?”. Se lo digo porque usted me habla de una residencia privada o sea que no tienen ninguna obligación de mantener el ingreso. Entiendo que lo que pasó en la residencia no fue tan grave como para que usted tomase la decisión de cambiar de centro. Todo esto se lo digo porque hoy la mayor parte de residencias privadas tienen camas libres y la mayor sanción que se le puede imponer a una residencia privada es llevarte a tu familiar de la misma porque no estás satisfecho con el servicio. Entiendo que si tuviese a mi madre en una residencia y un día viese algo que me pareciese tan grave como para denunciarlo, lo primero que haría es buscar otra residencia o llevármela a casa; después denunciaría. Si decido dejarla en el centro será porque no habré considerado el hecho como tan grave, en ese caso, quizás más que una denuncia, intentaría resolver el asunto con la dirección del centro. Sé que es difícil cambiar a una persona dependiente de residencia y aún más llevársela a casa pero me imagino que más lo debe ser volver “tú” a “tu casa” dejando a un familiar en un lugar en el que le maltratan.
Durante mis años e trabajo he visto en muchas ocasiones a pesonas que se sienten culpables por haber ingresado a un familiar en una residencia y compensan esa culpa ejerciendo un control exhaustivo sobre lo que hace el centro y encontrando defectos en casi todo. En mi tiempo de inspector atendí a varios familiares así. Estos familiares solían presentar muchas denuncias y casi siempre consideraban que la inspección estaba compinchada con la residencia. Estos familiares casi nunca cambiaban al residente de centro y en muchas ocasiones acumulaban documentación (quejas, denuncias, informes, fotografías…) sobre su famiiliar. A mí siempre me resulto sorprendente la aparente contradicción entre alguien que demuestra con unos hechos que ha perdido totalmente la confianza en un equipo de profesionales pero, a la vez, deposita en ellos el cuidado de un ser querido frágil.
Estas son mis reflexiones y, como ahora ya he vuelto al trabajo, serán las últimas en relación a este tema.
La verdad me resulta un poco extraño platicar con alguien que oculta su identidad tras un pseudónimo.
Aún así ha sido una forma interesante de pasar unos días de verano reflexionando sobre algo que me preocupa de verdad: Cómo hacer que la atención a los mayores que viven en residencias geriátricas en Cataluña o en cualquier otra comunidad sea cada vez mejor. Cómo ser capaces de detectar y actuar sobre el maltrato y como ser capaces de gestionar los poderosos sentimientos que rodean la atención en residencias a mayores y asus familiares.
Estoy seguro, viendo lo vehementemente que defiende su postura, que reclamará ante la inspección y los juzgados por lo que usted y su familiar han vivido. Esa es otra muestra de que las cosas funcionan más o menos bien.
Saludos cordiales
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