El Dr. Antonio Burgueño, promotor del Programa Desatar al Anciano y al Enfermo de Alzheimer de CEOMA, es sin duda una persona a la que aprecio y admiro. Empezó levantando polémica en el sector al preconizar, desde 2003, primero la racionalización y después la eliminación de contenciones en residencias de mayores. Con el paso de los años, y a medida que han aumentado las residencias que han aplicado el programa, la polémica ha disminuido y se ha centrado.
Le conozco casi desde que empezó esta singladura y he tenido la ocasión de coincidir con él en diferentes congresos en España y México.
Creo que en la actualidad Antonio Burgueño es de las pocas personas que levantan pasiones dentro del sector geroasistencial.. No sólo por el mensaje que difunde sino también porque ha sabido extebder su programa de una forma muy activa en internet y en las redes sociales. Le agradezco que haya aceptado escribir unas líneas para el blog. Esto es lo que ha escrito:
En el año 2001 inicié una experiencia profesional como responsable asistencial del Servicio Regional de Bienestar Social de Madrid, dejando eventualmente mi trabajo en el hospital. Allí aprendí mucho, pero solo quiero destacar que en esa experiencia empezó mi interés por el uso de sujeciones en residencias. Unos colegas y yo identificamos dicho uso como un problema endémico de España, de grandes proporciones, que en la práctica se traducía en un fenómeno complejo y multifactorial, aspectos claves para dar carácter de Programa a la respuesta que se nos ocurrió dar. Así, en el 2003 el Programa toma forma y nace de la mano de
Las sensaciones que tuve cuando empecé a hablar de este
problema en foros del sector fueron de estar “predicando en el desierto”, a
pesar de que entonces nuestra propuesta era solo de reducción-racionalización
del uso de sujeciones físicas en personas mayores, mucho más humilde que la
actual. Las reacciones a la defensiva eran la norma, y los profesionales se
sentían ofendidos cuando se cuestionaban las sujeciones que estábamos
utilizando en España, a pesar de ocupar el número del ranking internacional en
prevalencia de uso. Ahora recuerdo con una sonrisa aquellas discusiones en las
que se entraba en la esquizofrenia de afirmar que las sujeciones eran
beneficiosas para los residentes y a la vez decir que ellos estaban trabajando
en reducir su uso, sin reparar en que no es coherente minimizar el uso de algo
que es tan claramente beneficioso. Pero lo curioso del fenómeno es que 10 años
después aún está prevalente ese argumento entre muchos profesionales y
directivos del sector de residencias, a los que se ha añadido uno más nuevo y
mas repetido en los últimos años en boca de quienes lideran centros con una
todavía elevada prevalencia de uso, que dicen que su uso se debe a que en sus
centros se atienden a personas mas dependientes y en peor estado de salud. Este
argumento emergió cuando empezaron a existir todo tipo de centros libres de
sujeciones en España.
He sacado una serie de conclusiones al hacer balance de
estos 10 años, y aquí me voy a referir a las más personales o que no son objeto
de estudio reglado. He visto que el Programa ha servido para hacer visibles las
sujeciones en España, algo de lo que hace 10 años no se hablaba en público. He
aprendido que “desatar” es un reto al que solo le entran organizaciones de
valor, o que quieren verlo como una cuestión de valor. Hace ya muchos años ya
que acuñé la expresión “desatar es querer”. Pero también he aprendido que el
Programa tiene defectos y que el mas grave de ellos es que provoca respuestas a
la defensiva y hostiles por parte de muchos profesionales del sector.
Los centros libres de sujeciones me han enseñado, no solo
que puede ser, sin un mayor coste, sino que la percepción sobre la necesidad de
utilizar sujeciones no cambia hasta que se comprueba en la práctica que se
puede trabajar sin ellas con seguridad. Es un asunto de "ver para
creer", ya que los profesionales y líderes de esos centros libres de
sujeciones no lo creían posible al principio.
He aprendido que muchos profesionales siguen viendo a las
sujeciones como algo que es muy útil para salvar ciertas situaciones, pero que otros
muchos han empezado a ver que la posibilidad de utilizar sujeciones para
resolver ciertos problemas les conduce a un empobrecimiento de su práctica
asistencial, y están desarrollando un actitud de tolerancia cero, es decir, de
no ver desde el principio la sujeción como una opción. Hemos acumulado
experiencia y conocimientos en esos 10 años como para alimentar 10 sólidos
argumentos para proponer a los profesionales esa actitud, si bien somos
conscientes de que esos profesionales se mueven en un escenario que no es aun del
todo adecuado para establecer ese nuevo paradigma de cuidado con tranquilidad.
Como bien se ha dicho en inforesidencias.com en su
nota sobre el décimo aniversario del Programa Desatar, hoy día el Programa es
conocido en la práctica totalidad del sector. Es de agradecer a INFORESIDENCIAS
el apoyo que siempre ha dado a la divulgación de nuestras actividades.
Me siento muy satisfecho de los resultado que ha tenido el
Programa, y de la proyección internacional que ha adquirido más recientemente,
especialmente después de recibir el premio internacional Príncipe de Viana de
atención a la dependencia, y me conformaría con que el resultado de nuestro
trabajo de 10 años sea que las organizaciones aceptan el reto de trabajar para
erradicar las sujeciones sin reticencias, dándose el tiempo que necesiten,
volcando su voluntad para lograrlo, y con una buena estrategia, y con que no se
les persiga jurídicamente, por intentar trabajar sin sujetar.
Me parece interesante el tema, desde que estoy en este mundo he seguido al Sr Burgueño, aunque considero que es difícil erradicar las sujeciones, porque hay momentos y situaciones de un ingreso determinado que lo requiere, si que es verdad que cuando reconduces la situación te es fácil, me gusta el tema.
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