La idea de usar la reminiscencia como herramienta para
aproximarse a las personas mayores que sufren demencia permitiendo que tengan
un entorno familiar y reconocible que evoque momentos pasados y aumentando su
calidad de vida se extiende con cada vez
más fuerza entre las residencias.
Para los más puristas he encontrado esta definición: La Reminiscencia es
una técnica que favorece la evocación de recuerdos y sucesos del pasado
conectándolos con el presente. Además, estimula la expresión de vivencias
pasadas así como la capacidad de autorreconocimiento. La finalidad que persigue esta técnica
es conseguir fortalecer y consolidar la propia identidad de cada uno, frente
a los cambios que supone el proceso de envejecimiento. (Fuente)
Residencia Akropolis Humanitas en Rotterdam
Nos explicaron que cuando los residentes que sufrían
demencia pasaban un rato en ese espacio que reproducía tan fielmente algo
significativo de su pasado parecían “concectar” y “activarse”, bajaban su nivel
de ansiedad y sencillamente se les veía que estaban mejor. Lo cierto es que no solo los dejaban en esos
espacios sino que les animaban a “hacer cosas” hasta el extremo que el lema del
espacio era “prohibido no tocar”. La
entidad propietaria del centro difundió
un vídeo en el que puede verse a una persona mayor utilizando la sala, que
resulta muy instructivo.
He visitado otros rincones de reminiscencia menos ambiciosos
en Suecia, Dinamarca y Reino Unido, pero hasta hace poco no había visto uno
verdaderamente equiparable en España. Ahora
sí: me refiero al de la residencia Plaza
Real en Gijón que reproduce una casa de los años sesenta con tal fidelidad
que cuando estás dentro no sabes si has viajado en el tiempo o estás en un
plató de “Cuéntame…”. Lo curioso es
que, no solo aplican la reminiscencia visual sino que también cocinan una
fabada tradicional y la sirven a grupos reducidos de usuarios acompañada de
sidra escanciada (y con un añadido de espesante para quienes no puedan tragar
bien).
Esta actividad ganó
en 2017 los primeros premios
Nutrisenior de buenas prácticas alimentarias que organiza Laboratorios
Ordesa e Inforesidencias.com. Además de
la foto que incluyo, quien tenga más interés puede ver este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=XUKdxpyplzk
No sé si dentro de poco la zona de reminiscencia se
convertirá en algo tan común como una zona de gimnasio o sala de actividades,
pero de lo que no cabe duda es que la tendencia está aquí para quedarse e ir a
más.
He estado pensando sobre esto después de haber leído que la
tendencia en Holanda y otros países es ahora construir “pueblos de Alzheimer”,
o sea, una comunidad cerrada que se parece a un pueblo y que tiene en el
exterior tiendas, una oficina de correos o paradas de autobuses como lo serían
hace cuarenta o cincuenta años.
En la foto la comunidad de Hogeweyk. Al parecer, los mayores llegan a conectar
tanto con un entorno que se parezca tanto a aquello que era su vida cuando
tenían treinta o cuarenta años que algunos prestadores han pensado que vale la
pena invertir en construir esta especie de parques temáticos. Antes de construir el “pueblecito” era una
residencia “normal” en la que el 50% de los residentes tomaban antipsicóticos;
unos años después de que los residentes empezasen a vivir en esa realidad
alternativa, el uso de estos medicamentos se había reducido hasta alcanzar sólo
al 8% (fuente).
En Hogewey existen siete modelos de vivienda diseñadas para personas que sufren
de Alzheimer. Cada modalidad creada en función de las diversas características
y grado de dependencia de los residentes. Los hogares, con un formato parecido
a las Unidades de Convivencia del modelo ACP, albergan 6 o 7 personas.
Las viviendas denominadas 'Stads' están diseñadas para personas acostumbradas a la vida
urbana. Las 'Goosie' tienen
un tinte de construcción aristocrática. También se han edificado las 'Ambachtelijke' (para personas
dedicadas al comercio y artesanos); las 'Indische', (para los relacionados con India o las antiguas
colonias holandesas en Asia) las 'Huiselijke',
para amas de casa y hombres caseros; y las 'Culturele', con toques culturales y
para aficionados al cine y al teatro. Las viviendas 'Christelijke', finalmente,
fueron construidas para las personas más religiosas, sin importar su credo
Vivir en Hogeweyk cuesta 6.000 Euros al mes (fuente)
lo que supone que los residentes tienen que aportar su ayuda de la dependencia
y además poner unos 2.400 Euros al mes de su bolsillo.
Durante 2017 Hogeweyk ha recibido casi 1.500 visitantes de
Holanda y otros países que buscaban inspiración para construir algo parecido en
su lugar de procedencia.
Parece que las visitas surten sus efectos ya que sabemos de
iniciativas parecidas en Dinamarca,
Inglaterra
o Estados
Unidos.
Me encanaría saber si en España hay alguien que ha llegado a
estos niveles y estuviese dispuesto a enseñarlo. Me gustaría saber si, algo así puede hacerse,
y si es posible, hacerse por menos de 6.000 Euros al mes.
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