Alternativa Edén y las tres plagas que afectan a los mayores
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Hace poco he leído un
artículo que trata de una cuestión que me parece interesantísima a
la hora de tratar sobre residencias de mayores y atención a personas
dependientes. Se trata de la idea de que
hay tres plagas que afectan y llegan a “matar en vida” a muchas personas
mayores: la soledad, el aburrimiento y el sentimiento de inutilidad. Oí hablar de las tres plagas en Estados
Unidos durante el congreso de los Pioneros en el Cambio de Cultura en Denver en
2018 y después, los consultores David Sprowl y Walter Coffey, con quienes
organicé el viaje geroasistencial a Atlanta en 2019 lo explicaron más
detenidamente en un seminario que organizamos desde Inforesidencias.
Lo que viene a continuación es una traducción y reinterpretación
del texto
original en inglés.
Recomiendo mucho la lectura del mismo.
La idea de las tres plagas en su versión americana (loneliness, helplessness,
and boredom) nace a finales del siglo XX de la mano del geriatra Bill
Thomas, formado en Harvard y con un brillante expediente académico, que tras trabajar
en el cuidado a mayores y escribir un libro hablando de las tres plagas tuvo su
momento de relevancia en los medios. Eso le dio la ocasión de hablar con políticos
y empresarios con los que compartió su perspectiva como gerontólogo y médico geriatra,
sobre lo que no iba bien en las residencias de ancianos: a su forma de ver,
muchos mayores estaban completamente desprovistos de esperanza, amor, humor y
significado, lo que les privaba de la esencia la vida misma. Con esa idea en
mente impartió conferencias sobre los cambios que imaginaba necesarios, que
incluían incorporar mascotas, plantas y niños a la vida de las residencias de tercera
edad. Durante la gira le sorprendió la
buena acogida que tenían sus ideas por parte de los propios profesionales que
en apariencia estaba criticando; muchos de ellos al escucharle le daban la razón.
Bill Thomas, que tenía entonces 42 años, no escribió un texto
teórico conteniendo los principios que acabarían convirtiéndose en toda una
filosofía de atención, la Eden Alternative (Alternativa Edén); lo que hizo fue contar
una historia, un cuento fantástico que entrelaza hechos reales e imaginados. Aprendiendo
de Hannah: Secretos para una vida que vale la pena vivir (VanderWyk y
Burnham, 1999) es una novela que viene disfrazada de otra cosa. Comienza con
Thomas y su esposa completando un libro sobre los aspectos médicos del
envejecimiento tras lo que tomarán unas merecidas vacaciones. Mientras navegan por
el caribe, quedan atrapados en una tormenta que los deja naufragados. Durante
casi un año, viven en un lugar misterioso llamado Kallimos, donde aprenden las
formas de una sociedad en la que los ancianos juegan un papel primordial en la
comunidad. En lugar de vivir separados de las generaciones más jóvenes, los
habitantes más viejos son incorporados en todas las actividades y respetados.
La sabiduría y la experiencia de las personas mayores se valoran como un
recurso para todos. Cuando Thomas y su esposa finalmente regresan a casa, las
lecciones de Hannah, la anciana que los guió, se convierten en la inspiración y
la base de Eden Alternative.
El libro, que muestra de forma clara la original forma de
afrontar la vida de Thomas no se quedó allí.
El autor desarrollo también un espectáculo basado en la historia y consiguió
que se representase en diferentes ciudades, siendo él mismo uno de los actores:
lo llamó Eden Across America.
Las ideas que llevaron a Bill Thomas a crear la filosofía de
la Alternativa Edén, nacen de una visión bastante negativa de cómo se llevaba a
cabo la atención a personas mayores a finales del siglo pasado; "¿Alguien
quiere salir de su casa e irse a vivir a un a una residencia?", “¿Alguien
quiere poner a un padre, cónyuge o ser querido allí?”. Preguntas como esa
calaron hondo en la industria
geroasistencial en su momento.
"Necesitas que la gente se vuelva un poco loca por lo
que quieres hacer", dice Thomas. Por sí sola, la industria no va a hacer
un cambio radical ni a revisar sus ideas centrales. Y las residencias de tercera
edad, tomadas una por una, a menudo están demasiado abrumadas por las demandas
cotidianas de cuidar a los residentes, por unas normativas muy detalladas y por
unas inspecciones muy intervencionistas. Con la esperanza de incitar a la gente
a volverse un poco loca por la reforma radical, Thomas apela a su
imaginación y sus corazones. De ahí el libro, el recorrido y el espectáculo.
"Muchos innovadores no se centran lo suficiente en la historia que
cuentan", dice. “Pero la historia es lo único que hace que la gente
cambie. Captura tu pasión y convicción e inspira a otros a sentir lo mismo”.
No es casualidad que Eden Alternative evoque otra historia:
la del Jardín del Edén. Un jardín es la metáfora central detrás de la visión de
Thomas. "Los seres humanos no están destinados a vivir en instituciones",
dice, "pero eso es lo que son la mayoría de residencias geriátricas:
instituciones grandes, impersonales y frías que no tratan a las personas de la
forma en que quieren que las traten". Las personas están destinadas a
vivir en un jardín, un lugar donde pueden crecer y prosperar como seres humanos
".
Hasta ahora, cerca de 300 residencias de Estados Unidos (así
como un puñado en Europa y Australia) han sido "Edenizados", lo que
quiere decir que estas instituciones han sido desinstitucionalizadas y
convertidas en hábitats humanos cálidos y acogedores. Los resultados han
demostrado ser no solo buenos para los residentes sino también desde un punto
de vista económico. Impresionados por la mejor calidad de la atención, la salud
de los residentes y la retención del personal, varios estados, dentro de
Estados Unidos, han comenzado a ofrecer subvenciones para que residencias se
incorporen en el camino de la alternativa Eden, utilizando para ello el fondo
que generan los gobiernos estatales con las multas que pagan las residencias
sancionadas por incumplir la normativas.
Por lo general, una residencia Eden se divide en vecindarios
(unidades de convivencia), con un personal que conoce a los residentes
personalmente, sus antecedentes e intereses, así como sus medicamentos y
tratamientos. Hay muchas actividades diferentes: niños jugando, salas de visita
de perros y gatos, pájaros cantando. La institución se convierte en una comunidad
muy unida llena de vida.
La transformación, sin embargo, a menudo es ardua. Convertir
una residencia tradicional en Eden implica un cambio organizacional y cultural
importante, porque la instalación tiene que pensar de forma diferente sobre la
atención, las prioridades y los viejos hábitos. Por ejemplo, los residentes
tienen más información sobre cómo funciona la resisencia, al igual que los
miembros del personal que trabajan más cerca de ellos, un cambio que a menudo
resulta difícil para los administradores de mentalidad tradicional.
"De todas las personas con las que hemos hablado sobre
la creación de hogares Eden, nadie dice:" Esta es una idea horrible ",
dice Jude Thomas, quien realiza talleres de Eden con su esposo. “Pero algunas
personas piensan que todo lo que tienen que hacer es traer un perro, y todo
será mejor. No es así. Esta es una
filosofía completamente diferente. Es un cambio total ".
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