Esta semana he tenido dos bonitos días
pasados por agua en Oviedo. La
administración del Principado de Asturias me ha invitado a impartir un curso de
doce horas a directores de residencias geriátricas públicas de esa comunidad y
ha sido un a experiencia verdaderamente gratificante.
Cualquiera que lea asiduamente este blog
sabrá que, en mi opinión, la administración debería garantizar que las personas
con necesidad de una residencia tuviera el derecho a acceder a una participando
equitativamente en el pago. Quién tendría
que prestar el servicio es otro debate en el que considero que se debería hacer
un estudio pormenorizado de lo que cuesta atender a un residente en una
residencia pública de gestión directa, externalizada, concertada o privada con
prestación económica vinculada. Habría
que tener en cuenta el nivel de calidad de servicio que prestan y poner en
relación ambos ítems. Después se debería
hacer todo público y elegir el modelo que fuese más efectivo, eficaz y
eficiente.
Una posible forma de hacerlo sería
universalizar la prestación económica vinculada y que cada beneficiario, con su
“cheque” fuese a comprar el servicio al proveedor que se lo ofreciese mejor y a
mejor precio. Ese “cheque servicio”
debería ser, para las personas con menores recursos, el equivalente al precio
que cobrase por la estancia completa la residencia más económica entre las
acreditadas.
Las residencias públicas de gestión
directa podrían tener un problema en ese modelo y es que, en muchas ocasiones
prestan un servicio a mayor coste que las concertadas o las privadas. Como no
tenemos el estudio del que hablaba, todavía no sabemos si la diferencia de
coste está justificada. Aún así, el
cuadro que describo no estaría completo si no se habla de los profesionales que
trabajan en las públicas, y durante este curso he tenido la ocasión de conocer
a 12 que lo hacen como directores y con
los que he compartido unas horas intensas e interesantes.
El curso versaba sobre gestión de
residencias y en el mismo hemos identificado a los protagonistas de la atención
(residentes, familiares, profesionales, residencia y administración) intentando
saber qué quiere cada uno, a qué aspira y que herramientas utiliza para
conseguirlo. Eso nos ha dado pie a
hablar de cómo afrontar situaciones complejas y los conflictos que se generan. Para ello he utilizado algunos casos prácticos
en los que aparecen problemas entre el personal del turno de día y de noche (el caso ha requerido
la imaginación de los asistentes ya que en las residencias geriátricas públicas
de Asturias aplican turnos rotativos); casos de malentendidos que se convierten
en problemas y de residentes que entienden las cosas de forma diferente que el
resto y acaban viviendo una situación incómoda si motivo.
Con algunos de los alumnos al final del curso |
Como me pasa casi siempre la cosa me
lleva a hablar de los nuevos modelos de atención centrados en la persona en las
diferentes variantes que he visto en países europeos como los oasis deatención, la cultura del sí en residencias
o la Mayéutica.
Finalmente hemos estado hablando de
buenas prácticas en una comunidad en la que hace unos años, la gestora de
conocimiento de Inforesidencias.com, eai consultoría, colaboró en la redacción
de los primeros manuales de buenas prácticas para centros de mayores y
discapacitados.
Lo que he visto durante estos dos días es
a un grupo de personas “automotivadas” que gestionan residencias de diferentes
tamaños y que están siendo creativos en un entorno rígido en el que pueden
plantear muy pocos cambios verdaderos en campos tan significativos como el de
recursos humanos. Me ha hecho gracia como han descubierto sin dificultad las pequeñas trampas que pongo en los casos prácticos para que den más de sí y cómo en muchos casos, cuando yo explicaba alguna anécdota que a mí me parecía curiosa, ellos, con su experiencia tenían otra que la superaba en originalidad.
Así, me han explicado varias iniciativas que llevan
a cabo que me han parecido muy originales y mi consejo ha sido que las codifiquen como buenas prácticas y las
empiecen a compartir entre ellos y con los demás.
Al final del curso, un pequeño
examen. Han aprobado todos, salvo los
que no han venido a clase.
Ahora, sólo me queda esperar que algún día
alguno de ellos me diga que el curso les ha servido para algo y poder volver algún día para hablar a las residencias geriátricas en Asturias.
Autor del post Josep de Martí
Autor del post Josep de Martí
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