sábado, 24 de octubre de 2009

ESTADISTICAS, MENTIRAS Y UN 1%

Desde que los propietarios de El País se enfadaron con el presidente del Gobierno por el tema del fútbol y la TDT este diario está ofreciendo informaciones sobre la aplicación de la Ley de la Dependencia que, hace sólo unos meses nos hubiesen obligado a volver a mirar la cabecera para asegurarnos qué periódico estábamos leyendo.
Y es que hay formas y formas de decir las cosas. En pocos días hemos leído en El País que “La Ley de Dependencia financia de forma irregular a miles de usuarios”, que “Tres años después de aprobar la ley aún se desconoce el número de beneficiarios” o que “La Ley de Dependencia perpetúa el cuidado de ancianos en su casa”.
Dejando de lado la cuestión político/periodística lo que dice El País es bien cierto. Una vez han desaparecido de las estadísticas del Sistema de la Dependencia las prestaciones sin identificar sabemos que más de la mitad de las ayudas que se están dando corresponden al fomento del cuidado informal. Eso, si nos creemos los números, pero, ¿podemos hacerlo? Parece ser que no.
Para empezar, algo tan sutil como seguir contando a los muertos tras su deceso podría estar alterando en más de 50.000 el número beneficiarios que aparecen en las tablas.
Quienes se han dedicado a destripar las cifras del SISAAD han encontrado muy sospechoso, sino sencillamente farsario, que coincidan el número de prestaciones concedidas y el de personas receptoras, ¿Por qué?, porque es palmario que hay personas que reciben más de una prestación. El ejemplo más sencillo es la teleasistencia: “Si hasta ahora sólo entran los grandes dependientes y los que tienen dependencia severa, ¿es creible que haya dependientes que sólo estén recibiendo teleasistencia?” No. Otro ejemplo, ¿No hay nadie compatibilizando ayuda a domicilio y centro de día?, si hacemos caso a las estadísticas, no. La realidad en cambio nos dice que sí.
Si aceptamos que el “pastel estadístico” huele mal tendríamos que preguntarnos quién tiene la culpa: quien ha facilitado los ingredientes (o sea las comunidades autónomas que dan los datos) o el cocinero que ha horneado la tarta (el Ministerio). La cuestión es difícil y creo que lo será más con el tiempo ya que a todos les va bien que los ciudadanos no acabemos de enterarnos de cómo va la cosa.
Lo único cierto e incuestionable es que la Ley de Dependencia va por el camino de convertirse en la Ley del apoyo al cuidador informal. Si pudiésemos hacer caso de los datos de Octubre resulta que el 51% de las ayudas de la Ley son prestaciones para el cuidador no profesional (239.100), de éstas 90.300 han generado un alta en la seguridad social, o sea que 148.000 son persona que pueden ser jubiladas, cotizantes a la seguridad social en activo, en paro o en excedencia para el cuidado del familiar. ¿No necesitarían estos datos un poco más de “análisis estadístico”? De momento no parece una prioridad.
La única estadística que es incuestionable y, al parecer irremediable es la que nos dice que, después de años insistiendo en que se cambiase el IVA de las residencias lo hemos conseguido, sólo que al revés. A partir de julio de 2009 en vez de bajar al 4% éste subirá un 1% hasta llegar al 8%. Por lo menos el gobierno nos ofrece un dato que nos podemos creer.

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