Cuando en 2002 elaboramos el primer estudio sobre el precio de las residencias privadas en España los datos que nos salían era que se podía encontrar una habitación individual con baño por 1.387€ al mes. Hoy día resulta difícil encontrar una por menos de 2.000€. Según el informe que hemos elaborado por quinta vez, el precio medio de una plaza es de 1.710€ al mes.
Estoy seguro que muchas personas conocedoras del sector que hayan leído el primer párrafo dudarán de la validez del informe. Lo cierto es que por 2.000 Euros en Madrid, tendrás mucha suerte si encuentras una habitación individual con baño. En cambio, en algunas otras comunidades todavía se ofrecen plazas bastante por debajo de esa cantidad.
Las estadísticas tienen esto, y cada vez resulta más difícil hacer estadísticas sobre nuestro sector refiriéndonos a “medias españolas”.
Sabíamos que antes de la Ley de Dependencia había una gran dispersión que impedía poder hablar de un derecho de ciudadanía que compartiésemos todos los ciudadanos. La Ley traería un “común denominador”, etc.. Al final parece que la Ley ha traído más dinero a repartir entre las comunidades autónomas según criterios de oportunidad para que cada una desarrolle su propio sistema, eso sí, con algún detalle común.
Y una muestra de ello la pone de manifiesto el informe de precios que acabamos de elaborar. No sólo siguen existiendo grandes diferencias en los precios privados que cobran las residencias en diferentes comunidades (llegan a ser de un 30% en algunas comunidades limítrofes), es que, también continua existiendo una gran variación en los precios que pagan las comunidades autónomas por los conciertos y una diferencia entre lo que se cobra por estancias públicas y privadas.
Los precios privados de las residencias han crecido algo por encima del IPC general y algo por debajo del IPC de servicios. Durante los últimos años, mientras las residencias incorporaban a su cuenta de resultados partidas hasta entonces inexistentes (protección de datos, seguridad e higiene, certificaciones de calidad, APPCC, legionela…) y veían como los convenios colectivos establecían subidas por encima de la inflación, sólo repercutían una parte de ese aumento en los nuevos residentes.
Ahora que a esta situación se ha unido la contracción en la demanda privada y la restricción crediticia sería hora de que, desde instancias gubernamentales se reconociese el esfuerzo realizado y se estableciese algún mecanismo de apoyo a un sector verdaderamente estratégico que sigue creando y manteniendo empleo estable, a pesar de todo.
Viendo la evolución de los precios y la dificultad que encuentran las residencias para poder subirlos (ya sea al cliente privado o al público). Quizás debería pensarse, desde los poderes públicos en un plan de apoyo que consistiese en tres ideas: facilidad para la obtención de créditos, pago de los conciertos en un máximo de 60 días y apoyo a las empresas para afrontar casos de morosidad por parte de los residentes (tanto los privados que dejan de pagar la cuota, como los de concierto que dejan de pagar su parte).
Ya que los precios no pueden subir lo que debieran, por lo menos apoyemos para que se cobren al día.
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