Si ponemos la palabra “dependencia” en un buscador de noticias de internet obtenemos un resultado abultado que podemos clasificar de forma fácil. En primer lugar encontramos las noticias que se refieren a datos “oficiales” aportados por alguna administración pública que sintoniza con el gobierno (cuando no del propio gobierno) y que nos hablan del alto número de solicitudes presentadas y resueltas, del gran esfuerzo presupuestario que se hace y de lo desleal que es la oposición al criticarles; por otro las que provienen de administraciones de otras sintonías que hablan del gran esfuerzo que hacen a pesar de los incumplimientos y deslealtad del gobierno. Por último tenemos las que provienen de representantes del sector (mayores, cuidadores, empresarios, tercer sector, universidades..) que ponen de manifiesto la lentitud del desarrollo de la ley, lo erróneo de las previsiones hechas hasta ahora y la necesidad de una mayor financiación.
Hasta aquí todo es normal. Tendríamos el mismo tipo de noticias aunque el PIB creciese al 5% en vez del 0% y el paro no estuviese encaminándose hacia el 15. Lo que sí resulta interesante es ver como la cuestión de la sostenibilidad del sistema de atención a la dependencia ha ido cambiando en los últimos meses.
Recuerdo una intervención del entonces ministro Caldera en la que decía que lo más importante era poner en marcha el sistema ya que, una vez funcionando ningún gobierno lo pararía. Recuerdo las manifestaciones del presidente del gobierno conforme a las que la Ley de Dependencia era su proyecto estrella de esta legislatura y recuerdo leer a la ministra de deportes decir que la actual coyuntura económica que atravesamos podría tener “alguna influencia” en el despliegue de la ley de dependencia.
Después he ido oyendo a diferentes políticos que en jornadas, congresos y presentaciones, hablan de las dificultades que deberemos afrontar en la nueva coyuntura económica para desarrollar completamente de la Ley, que tendremos que ser “imaginativos”, que hará falta un “esfuerzo”. Eso sí, siempre dicen a continuación que el presupuesto el año que viene está garantizado.
¿Qué hay dentro de esas medias palabras? ¿Nos están macerando en lluvia fina para que cuando nos digan que la Ley sólo cubrirá a los más dependientes lo aceptemos como inevitable?
Seamos sinceros. Aunque la crisis internacional no se hubiese producido, el aumento del coste de aplicación del sistema de atención a la dependencia habría requerido de modificaciones y ajustes: Están apareciendo más dependientes de los que se pensaba y los servicios cuestan más de lo previsto ¿No pueden hablar más claro y proponer ya soluciones?
Supongo que tendremos que seguir esperando. Y deseo, que viviendo en esa espera, los lectores de este foro tengan unas muy felices fiestas y el mejor 2009 que nos permitan nuestros amados gobernantes.
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