Últimamente, cada vez que hablo con un propietario de residencia sale a la conversación el que, por primera vez en mucho tiempo, casi todos los centros tienen plazas vacantes. Quizá esto es más cierto en capitales como Madrid o Barcelona, pero es algo que se va extendiendo por otras ciudades.
Es cierto que se está produciendo la apertura casi simultánea de todas las residencias que se proyectaron hace unos cinco años, cuando la opinión dominante era que debían construirse establecimientos de alta calidad en las capitales de provincia, pero también lo es que, muchas de las personas que hoy hubiesen sido clientes de una residencia, murieron a causa de la guerra civil por lo que, durante unos años y, por motivos puramente demogràficos, se produce una pasajera contracción de la demanda.
También influye en la situación actual el que algunas comunidades autónomas embarcadas en proyectos de aumento de la cobertura pública (léase “plan velocidad”, “sistema alemán”, “plan 9.000” o “Acogimiento residencial”) se planteen hacer reajustes en el más tradicional sistema de concierto, lo que para muchas residencias asentadas supone una reducción en un tipo de ingresos que ya se consideraban seguros.
Un síntoma de la preocupación existente es la convocatoria que hace la patronal catalana ACRA a todos sus asociados a una reunión que lleva por título “¿Está en peligro el futuro de nuestro sector?”. Otro, el gran movimiento que se produce en las estructuras accionariales del sector. Y no me refiero sólo a cadenas que cambian de manos o que se reestructuran a fondo, sino también del floreciente mercado de la compra/venta/traspaso de residencias de pequeño y mediano tamaño. Al menos tres empresas se dedican, casi en exclusiva a la intermediación (con más éxito en comunidades autónomas cuya legislación no obligue a adaptarse a nuevas normativas cuando se cambia de dueño) y sólo hay que leer con atención esta publicación o portales como Inforesidencias.com para ver que las transacciones crecen.
Con toda seguridad, cuando se abran las residencias que están en estado avanzado de construcción (700 en 2005 según el estudio de la Federación Nacional) habrá un parón en el aumento de oferta ya que en muchos círculos se habla de la necesidad de reflexionar.
¿Será la situación una travesía del desierto en que quedarán cuerpos por el camino? No lo creo, pero si es así, esperemos que pronto nos llueva el maná de la Ley que prevea la financiación de la dependencia.
Autor del post Josep de Martí
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