Dejé de ser inspector de residencias hace casi trece años y uno de los recuerdos que conservo de los últimos que pasé en ese trabajo es el de una colaboración que tuvimos con la Fiscalía de Girona, sería, calculo hacia 1998, que consistía en hacer visitas conjuntas a las residencias, una fiscal y un inspector, con la finalidad de saber si se aplicaban correctamente las comunicaciones al juzgado de los ingresos de presuntos incapaces y las contenciones.
Por entonces la normativa no mencionaba expresamente las contenciones físicas ni farmacológicas de forma que las inspecciones se limitaban a pedir que hubiese una pauta médica y que se utilizase un medio homologado para aplicarlas. Después vendrían las prescripciones pautadas, los protocolos, los registros y la conciencia de que, "eso de usar contenciones en residencias" tenía un cariz especial que merecía un control y supervisión exhaustivos.
Quince años después. La normativa sobre residencias en muchas comunidades autónomas establece unos requisitos restrictivos para el uso de contenciones en residencias y tipifica el uso indebido como una infracción merecedora de sanción.
El trayecto entre la situación de antaño y la de ahora me lleva a pensar en dos cosas.
La primera es que resulta sorprendente ver cómo en la cabeza de nuestros legisladores existe un ánimo regulador sobre esta cuestión cuando las contenciones se realizan en residencias pero no cuando se ponen en un hospital. Recientemente me comentaba el director de un centro que un usuario, que en la residencia no tenía ningún sistema de sujeción prescrito, cuando fue trasladado a un hospital vio como, cuando le pusieron una sonda nasogástrica, de forma casi automática le aplicaron una contención en la mano para que no se la arrancase. Lo curioso es que en el hospital, donde habían pedido a la familia el consentimiento escrito para la sonda, no les hicieron firmar nada sobre la contención.
Estoy seguro que los profesionales que trabajan en hospitales tienen, como mínimo tanta preocupación como los que trabajan en residencias por mantener el bienestar de sus pacientes. Pero aún estoy más seguro de que no entenderían que un "inspector de hospitales" les hubiera sancionado por la aplicación, sin prescripción y consentimiento expreso, de la contención de la mano.
Así, para empezar tenemos dos realidades. En la residencial se tiende a la limitación del uso de contenciones, en parte porque los responsables de los centros consideran que es algo bueno, pero sobre todo porque si no lo hacen se enfrentan a posibles sanciones. En un entorno hospitalario, la reducción en el uso de contenciones surgirá siempre de un ánimo de "hacer mejor" pero no del miedo a ser sancionado.
La segunda cosa que me sorprende es el surgimiento no de uno sino de dos modelos que permiten a las residencias "andar el camino" hacia la reducción y/o eliminación de sujeciones. Me refiero, por supuesto a "Desatar al anciano" de CEOMA y a "Libera Ger" de la Fundación Cuidados Dignos.
Hace dos años, cuando organizamos las Jornadas anuales de
Inforesidencias.com intenté hacer un cara a cara entre el Dr. Burgueño y la Dra. Urrutia, las caras visibles de cada uno de los modelos, pero el primero excusó su participación con lo que no pude obtener la respuesta a la pregunta que buscaba: Si una residencia quiere "andar el camino" ¿que modelo le conviene más escoger?
La respuesta no es baladí ya que ninguno de los dos es barato. En ambos casos, supone contratar una consultoría, una formación del personal, un acompañamiento y, si se desea, finalmente una certificación. En ambos casos no se trata únicamente de "quitar contenciones" sino de trabajar de otra forma en la que las contenciones no tienen lugar. O sea que valdría la pena que alguien pudiese hacer una evaluación de ambos sistemas y la explicase al mundo.
Para complicar un poco más las cosas hay formas nuevas de trabajar y afrontar la atención de los mayores en residencias como la planificación (o atención) centrada en la persona o la Dementia Care Maping (DCM). Estas no tienen por objetivo principal reducir las contenciones aunque sus promotores dicen que puede ser una consecuencia de su aplicación.
Y en medio de toda esta marea de ideas están los profesionales que, hasta hace poco pensaban que trabajaban bien con sus equipos interdisciplinares, sus programas, protocolos y registros y que, ahora, cuando van a una jornada o curso de los que abundan tanto, se sienten un poco menospreciados ya que salen con la sensación que desde la mesa de ponentes les están diciendo que cuidan mal.
Yo creo que resulta muy enriquecedor para el sector que finalmente aparezcan diferentes "escuelas de pensamiento" tal como sucede en todos los ámbitos de actividad humana mínimamente evolucionados. Es más, me parece que sería positivo que apareciesen más
En algunas jornadas he escuchado defender que las contenciones son tratamientos médicos y cómo tal deberían se tratados, este argumento suele dar de sí ante un foro pero me gustaría, si es que es una tendencia científica, poder leer sobre ella como puedo leer sobre "desatar" o "liberar". En otros países se apuesta por modelos de atención a personas mayores en residencias mucho más "desprofesionalizado" que el nuestro pero nadie ha traído un modelo que pueda contrastarse con otros.
El problema para muchos gestores de residencias es que este "florecimiento doctrinal", coincide con una época de grave sequía económica, lo que para muchos es causa de desasosiego.
Creo que la clave para que los diferentes modelos se pudieran contrastar y valorar sería, como en muchas otras ocasiones, pasar el protagonismo a los ciudadanos. Si de verdad la aplicación de estos modelos producen formas diferentes de atender con distintos resultados sobre la calidad de vida de los usuarios (y quizás con diferentes precios), lo importante será que exista una gran transparencia, que se publiquen estudios y comparaciones. Que se discuta y se compita y, al final se planteen los modelos a quiénes los van a pagar.
Hasta que llegue esa transparencia los gerentes de centros tendrán que seguir preguntándose ¿desatar, liberar... o quizás racionalizar desde dentro sin ayuda exterior?
Autor del post:
Josep de Martí