jueves, 28 de mayo de 2015

CATALUÑA Y LO QUE DEBERÍA SER NORMAL

Estoy pasando unos días muy interesantes en Escocia en el viaje geroasistencial promovido por Inforesidencias.com en el que estamos visitando residencias geriátricas y otros servicios dirigidos a personas mayores en Edimburgo y Glasgow.

En los próximos días escribiré sobre lo que estamos viendo.  Ahora tengo que hacerlo de otro tema que nos ha llegado al grupo de profesionales que asisten al viaje como si fuese la onda expansiva de una explosión que ha tenido lugar en Barcelona.

Todo empieza el lunes cuando un conseller anuncia que la situación de tesorería de la Generalitat es tan desesperada por culpa de la "asfixia premeditada" del gobierno español, que se plantea un impago a los proveedores "en todo" durante dos meses.  Sigue diciendo que conseguirán salvar el pago de las pensiones pero todo lo demás quedará parado dos meses.

Como en el grupo de asistentes al viaje, que provienen de diferentes comunidades autónomas, hay un nutrido grupo de catalanes, la sorpresa, el enfado y la preocupación se suceden.  Algunos de los asistentes estuvieron hace menos de dos semanas en un desayuno organizado por la patronal ACRA con el president Mas y escucharon de su muy honorable boca salir palabras de reproche al gobierno central por dejar de aportar lo que le corresponde en relación a la Ley de Dependencia, a la vez que recordaba que "los presupuestos de la Generalitat de este año incorporan una partida de 17 millones de euros a destinar íntegramente a las prestaciones económicas vinculadas".

¿Sabía el President que pocos días después se iba a anunciar un impago generalizado que, en la medida que iba a afectar a "todo", afectaría a las residencias concertadas y colaboradoras?

Los cruces de llamadas y watsaps se suceden y pronto llega la noticia de que, al parecer, la consellera Neus Munté está diciendo que los impagos no van a afectar a final de mes a las residencias.  La presidenta de ACRA es entrevistada en la radio esa misma noche donde confirma que se cobrará a final de mes y al día siguiente la patronal más representativa del sector envía una circular a sus socios confirmándolo.

Cuando las noticias nos llegan a Escocia, cunden dos sensaciones.  Por una parte el alivio de saber que "este mes" la Generalitat pagará.  Por otro el enfado por sentirse manipulados por alguien que primero dice una cosa y en pocas horas otra diferente; y por otro la preocupación:  decir que "este mes se cobra" lleva implícito que existen interrogantes sobre lo que pasará el siguiente.

A partir de aquí todos empiezan a teorizar.

¿Por qué justo después de unas elecciones locales en las que el partido que gobierna Cataluña ha recibido más votos que ninguno otro y aún así es visto como perdedor por casi todos sucede esto?

La primera opción, que no es descartable a priori es que el conseller Homs haya dicho la verdad.  Pero, si era verdad que había que dejar de pagar "todo" salvo los sueldos de los funcionaros durante dos meses, ¿por qué al día siguiente los servicios sociales se salvan?

Creo que nadie duda que le gobierno está siendo tacaño hasta rozar la mezquindad con las comunidades autónomas, incluida Cataluña, en lo que a financiación de la dependencia se refiere.  Por supuesto, también lo es que las comunidades y el estado tienen una disputa sobre cómo computar lo que se transfiere en materia de dependencia y que ni las unas ni el otro son del todo sinceros cuando informan sobre esas cuantías.  Por eso es posible que el conseller manifestase una sincera preocupación cuando hizo pública la situación y su consecuencia.

Pero existirían también otras posibles explicaciones:

¿Sería posible que un gobierno descolocado por el varapalo recibido en las urnas y que se encuentra ante la expectativa de no estar en el foco público durante el tiempo en que los recién llegados negocian la constitución del ayuntamiento de Barcelona, decida levantar un espantajo y meter miedo para captar nuestra atención? Si eso fuese así tendría lógica que nos recordasen a todos que, "por culpa de Madrid" no se van a poder pagar cosas esenciales y que los únicos que pueden conjurar esa amenaza son ellos.   Si eso fuera así, un anuncio de ese tipo les haría escalar hasta las portadas de los medios, reafirmaría a los suyos en la convicción de que son indispensables para "arrancar concesiones a Madrid" y, si después la amenaza no acaba materializándose, les permitiría colgarse la medalla del logro.

Siguiendo con esa posibilidad, podría suceder que, tras soltar la bomba, se diesen cuenta que impagar los servicios de la dependencia puede tener un efecto boomerang que les perjudicase a ellos en vez de dañar únicamente al gobierno del estado, motivo por el cual habrían reculado.

Personalmente no tengo ni idea de por qué ha sucedido lo que ha sucedido.  Lo que me resulta sorprendente es que, al final de estos dos días la noticia es que la Generalitat hará exactamente eso a lo que venía obligada, o sea, pagar por unos servicios que ha contratado y que unos proveedores han prestado de forma correcta.  O sea que, resulta que es noticia lo que simplemente debería ser lo normal.

lunes, 25 de mayo de 2015

Vuelco municipal y autonómico. Y ahora, qué.

Intento ver lo que ha pasado en las elecciones de ayer desde una perspectiva geroasistencial para sacar algunas conclusiones que puedan servir a quienes trabajan en la atención de persones mayores dependientes.

Me cuesta mucho entender que se haya podido producir un cambio tan brusco sin intentar analizar lo que nos ha llevado hasta aquí.

Yo lo definiría como un baile de máscaras.

Antes de la Ley de Dependencia  cada Comunidad Autónoma tenía su propia política de atención a mayores que básicamente consistía en ofrecer servicios (residencia, centro de día, atención domiciliaria) a quienes estuvieran por debajo de un nivel de ingresos y tuviesen una necesidad de cuidados.

Partiendo de una situación en la que cada comunidad tenía alguna residencia geriátrica (“de pensionistas”) transferida del Estado; durante unos cuantos años (finales de los 80 y hasta mediados de los 90) en casi toda España se fue creando una red de residencias públicas de las comunidades, construidas y gestionadas por la propia administración.  Junto a éstas, algunos ayuntamientos, también se sumaron a la fiebre constructiva, sumando a algunos centros históricos, nuevas residencias municipales.  Para acabar el cuadro de “lo público” existían en algunas provincias de España enormes residencias de las diputaciones y junto a ellas las “de monjas” que funcionaban por su cuenta o con alguna subvención, y un incipiente sector privado que se estaba consolidando por  aquél entonces.

Inaugurar residencias públicas es algo enormemente placentero para un político.  El placer se torna dolor de cabeza cuando, pasados los años resulta que quien ha sabido inaugurar no ha sido tan bueno gestionando.  En casi toda España el coste para las administraciones de cuidar a un mayor en una residencia pública gestionada por la propia administración fue creciendo hasta el punto (ahora le cuesta alrededor de unos 4.000 Euros al mes) de hacer imposible desde el punto de vista presupuestario seguir construyendo/gestionando sus propios centros.

Así que las administraciones empezaron a externalizar de diferentes formas la gestión de los geriátricos.

Primero subvencionando entidades de iniciativa social (sin ánimo de lucro), después concertando plazas en residencias privadas, contratando a empresas u otras entidades para gestionar residencias construidas por la administración o yendo un paso más allá y dejando que fueran las empresas las que construyesen las residencias a cambio de un concierto a largo plazo.

Cuando hablo del “baile de máscaras” me refiero a que, en este proceso, lo que opinaba cada cual no tenía demasiado que ver el color político del partido sino con el papel en el parlamento o pleno del que se tratase.  Así, cuando un partido gobernaba, tendía a aplicar medidas “externalizadoras” mientras cuando estaba en la oposición las criticaba por “privatizadoras”.

Equiparar “externalización” a “privatización” no aguantaba un análisis mínimo, pero eso daba igual. Era fácil de vender.  

Cuando el PP en Madrid lanzó el “Plan Velocidad”,  desde el PSOE se les criticó por “privatizar”; al poco el PSOE puso en marcha el “Sistema Alemán” en Castilla la Mancha (dos programas diferentes pero con una cosa en común: las empresas construyen y gestionan residencias a cambio de un concierto).  El PSOE  ha concertado plazas con residencias privadas y contratado con empresas la gestión de residencias en lugares en los que ha gobernado, mientras criticaba al PP por hacer lo mismo.  El PP ha hecho lo propio y, aunque a muchos les pueda parecer sorprendente, encontramos muchas muestras de un PP acusando al PSOE de “privatizar” cuando lo que hace es externalizar (alguna muestra 1, 2, 3, 4).

Por supuesto, también en este ámbito la lacra de la corrupción ha podrido la confianza de la ciudadanía. Sólo hace falta escribir en Google dos palabras “residencia” y “cotino” para ver lo que, a falta de confirmación judicial, tiene visos de convertirse en un caso de trato de favor en la contratación pública.

Para acabar de entender lo que tenemos hoy hay que añadir un elemento que es la distorsión de precios.

Sabemos que el precio medio de una residencia geriátrica privada en España es de 1.829€/mes; que a las administraciones les cuesta unos 4.000€/mes (aunque esto es más difícil de confirmar).  En cambio, en casi toda España, cuando las administraciones contratan con una empresa la estancia de un mayor, establecen precios mucho menores y encima, a menudo, tardan meses en pagar los servicios prestados.

Y en esas estamos.

Tanto decir que externalizar es privatizar y que privatizar es malo porque enriquece a unos cuantos a cuenta de los más necesitados que al final mucha gente se lo ha creído.

Yo sigo defendiendo que los poderes públicos deben garantizar con dinero público que quiénes necesitan atención la reciban participando en el coste del servicio de una forma equitativa y que en cada caso el servicio lo debe prestar quien demuestre que lo hace mejor y al mejor precio.   Así, si con X Euros podemos atender a 1.000 personas con un servicio de una calidad razonable, debemos hacerlo.  Si quien cambia el pañal en una residencia es un funcionario o el empleado de una empresa, no debería ser un factor a tener en cuenta.  Sí debería serlo el cumplimiento de la Ley, de las condiciones del contrato y el nivel de calidad.  

Digo que lo sigo defendiendo, aunque, a la vista de los resultados de las elecciones mi posición es ahora aún más minoritaria de lo que lo era antes.

Volviendo a las elecciones:

Como siempre, si les escuchas por encima, parece que todos han ganado, si te detienes un poco ves que los dos grandes partidos que han bailado con sus máscaras intercambiables durante tantos años embelesándonos con un tango en el que dudabas si la pareja se quería o se despreciaba, ahora no se sabe si han extraviado el paso o la gracia; lo que sí han perdido es la atención del público, centrada en estos momentos en un saltimbanqui  que ha invadido al escenario animándonos a seguirle hacia un precipicio que nos presenta como el puente hacia la Nueva Icaria.

Nos hemos quedado sin mayorías claras en muchos ayuntamientos y comunidades y con un movimiento social-ideológico que va a influir intensamente en los pactos que se lleven a cabo.  Este movimiento es el heredero o aglutinador del sentimiento de hartazgo con lo que muchos han visto a un sistema que parece más preocupado en perpetuarse que en servir a los ciudadanos. Así lo viven quienes han participado en las múltiples “mareas” que han sacudido la realidad española de los últimos años; que contribuyeron de forma importante a parar un proceso de externalización de parte de la Sanidad Pública en Madrid y que ahora han dado un revolcón a lo que parecía ser un sistema asentado.

Podemos esperar que, a medida que se vayan constituyendo los ayuntamientos y gobiernos autonómicos y se nombre a los concejales y consejeros del ramo social, empiecen a aparecer en los medios llamamientos a la existencia de servicios públicos,  a “frenar la privatización” y  cosas por el estilo.  Con seguridad esto formará parte de las negociaciones y de los acuerdos de gobierno.

También creo que, tal como ya ha ocurrido en otras ocasiones, la fiesta ideológica se acabará cuando lleguen a los despachos, vean las cuentas y tengan que empezar a administrar lo que encuentren para atender al creciente número de mayores dependientes.

Como en esta ocasión la carga ideológica es más alta quizás les cueste más ver la realidad.  Pero la acabarán viendo.

Una realidad es que no hay dinero para poder prestar todos los servicios directamente desde la administración. Otra es que existe un sector privado de atención a personas mayores dependientes que lleva años ofreciendo servicios de calidad a un precio competitivo.  Los gobiernos que se constituyan tendrán bastante difícil dar la espalda a esa iniciativa privada gracias a la cual los dependientes están recibiendo los servicios a que tienen derecho.

O sea, que las residencias privadas, allí donde se constituyan gobiernos en los que participen las plataforma derivadas de Podemos, vivirán un tiempo de ajuste que durará lo que tarden en verse contaminados por la realidad de la gestión del día a día.  Es difícil saber cuánto tiempo durará ese período y los efectos que pueden tener las “primeras medidas” que tomen. 

Podemos esperar que, recién llegados caigan en la tentación de experimentar, de inmiscuirse en la negociación colectiva y presionen a las empresas para mejorar condiciones laborales.  Allí la clave estará en saber si ese entrometimiento viene acompañado de aumentos de tarifas públicas.  También es posible que quieran hacer un guiño rápido a sus seguidores  y reduzcan considerablemente el copago, comprometiendo aún más la sostenibilidad del maltrecho sistema.

Sea como sea, nos esperan tiempos de dudas.

¿Cómo reaccionarán PP y PSOE a la nueva situación?

No sé si girarán con el viento y apoyarán,  allí donde gobiernen, aunque sea en parte, los postulados antiexternalizadores de los recién venidos, o seguirán como hasta ahora.

Algunas dudas las empezaremos a despejar bien pronto cuando empiecen a negociar y pactar, otras tardarán algo más (hasta las elecciones generales).

Para acabar, y sólo para dejarlo apuntado, vuelvo a recordar que a finales de 2015, de acuerdo con la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, todas las residencias de mayores municipales, centros de día y la mayor parte de los servicios de ayuda a domicilio de los ayuntamientos pasan a ser competencia de las comunidades autónomas que, si quieren, pueden delegaros de nuevo en los ayuntamientos estableciendo unos criterios comunes a nivel provincial. Para quien les interese dejo este enlace.


Espero comentarios.

viernes, 22 de mayo de 2015

MEJORAR LA ADAPTACIÓN DE LAS FAMILIAS A LA RESIDENCIA


Amigos blogueros.

Hace unos días hablaba con Jordi Pageo, director de  la residencia Bellaire, situada en Cabrils (Barcelona) y durante la conversación surgió un tema que me gustaría compartir.  Jordi Pageo es un director con un perfil particular (al pie de este post lo describo un poco más) en el que, comparte experiencias laborales geroasistenciales con otras  de otros sectores, algo que le ha dado una perspectiva original sobre lo que se hace en las residencias.  Después de hablar le pedí si podía convertir lo que habíamos hablado en un caso práctico. 

Ahora os propongo un experimento. 

Os invito a leer el texto y a plantear, mediante comentarios, posibles soluciones a lo que se expone.  Dentro de unos días será Jordi Pageo quien exponga cuál es la opción que él mismo defiende.

A ver si sale bien y empezamos un  rincón de casos prácticos de residencias.

CÓMO MEJORAR EL PROCESO DE ADAPTACIÓN DE LAS FAMILIAS ANTE LAS DUDAS EXISTENTES Y EL POSIBLE RECHAZO EMOCIONAL QUE SE CREA EN EL INGRESO DEL MAYOR DEPENDIENTE EN UNA RESIDENCIA


El siguiente caso se centra en las barreras y dudas que tienen muchas familias cuando se enfrentan a “la necesidad real”  de optar por el ingreso permanente de un familiar mayor dependiente en una residencia para la tercera edad.

“..Todo empezó el día que recibimos la llamada de una hija de un mayor dependiente que nos explicó que buscaba una residencia para su padre con Alzheimer y no sabía realmente que es lo que debía hacer al respecto. El Director de la residencia la invitó a visitarnos.

Llegado el día, cuando escuchó los motivos, reconoció que había muchas dudas en la decisión de ingresar a la persona mayor. Notó que les hacía sentir realmente mal aun sabiendo que en casa no tenían ni los medios ni el tiempo suficiente para atender a su mayor óptimamente…”

Después de analizar la situación el Director estuvo un rato pensando y finalmente concluyó que había tres opciones razonables para afrontar la situación  y  que debía exponer a la familia para que escogiera.  Estas eran las opciones

1ª Opción:

Plantear que el ingreso inmediato es la mejor solución tanto para el mayor como para su familia, e insistir en que tomen la decisión del ingreso.

2ª Opción:

Preparar y exponer a la familia un plan de adaptación del mayor dependiente a la residencia a corto plazo para disipar las posibles dudas y aumentar la sensación de seguridad.


3ª Opción:

Ofrecerles un servicio alternativo como el centro de día como una opción con la que puedan sentirse mejor y que pueda ser el primer paso hacia la residencia.


La pregunta es… ¿Cómo actuarías en una situación como esta?

Os invitamos a responder insertando comentarios.



Un poco sobre Jordi Pageo

Tras años de ir creando  mi perfil profesional en finanzas y marketing en aulas como ESERP, EADA, la Universidad de Barcelona y más recientemente la UOC y teniendo en cuenta mi experiencia como ejecutivo de grandes cuentas en marketing y ventas en grandes empresas decidí emprender en el 2005, mi propio proyecto en el sector de la tercera edad, con la creación de un centro de día para personas mayores de valor dentro de un mismo establecimiento geriátrico, que hasta esa fecha solo tenia plazas de residencia asistida.

Para aumentar mis conocimientos en el ámbito gerontológico estudié el Máster en Gerontología Social de la Universidad de Barcelona.

Este proyecto me permitió poner en práctica  todo el "know-how"  del que soy conocedor des de mi infancia, por la dedicación de mi  propia familia en la gestión de centros geroasistenciales y conseguir así el logro de importantes objetivos a nivel de gestión hasta la actualidad.

Hoy, soy Cuidador y Director General al frente del mismo geriátrico.

Dentro de la gestión diaria, mi premisa fundamental es potenciar al máximo las relaciones internas con las familias de mis clientes, y del mismo modo, las externas, con los clientes potenciales que vienen a visitarnos y conocernos.

Es en ésta, donde puedo aplicar todo el marketing relacional adquirido en los diferentes sectores en los que he trabajado: consumo, industrial, venta directa… ya sea trabajando, por ejemplo, la recomendación con mis propios clientes o las relaciones futuras de ventas mediante técnicas de captación innovadoras en este sector.

Sobre este último apartado, por experiencia diré, que la venta, hay que enfocarla des de una perspectiva personal y poniendo especial atención, primero, a escuchar al cliente y segundo, adaptarse  a sus  necesidades siempre que sea posible. Con  esto, será más fácil crear una atmosfera de empatía mutua y conseguir así los resultados esperados.

Explicado esto último,  será más fácil entender,  como podemos aplicar según cada caso, diferentes técnicas de ventas como: el ingreso escalonado, la venta a la carta, las promociones, los días gratis o los regalos como un valor añadido para la captación y entendiéndose por parte del futuro cliente,  como algo solo exclusivo para él.


Resumiendo, La clave de todo es personalizar  la información de ventas en relación a aspectos tan importantes como el tema personal, emocional o simplemente el económico y sobretodo, como aspecto decisivo: el entorno familiar.

martes, 12 de mayo de 2015

QUÉ DEBO CONSIDERAR SOBRE UNA RESIDENCIA GERIÁTRICA

Imaginemos a una persona que, tras pensarlo mucho ya ha decidido que ella misma o un ser querido que no puede tomar decisiones necesita ingresar en una residencia.  El problema es que todavía no sabe en qué residencia por lo que va a tener que visitar varias para después seleccionar la que más se ajuste a sus necesidades y capacidad.

Si esa persona soy yo, lo primero que he hecho es utilizar un buscador de residencias como Inforesidencias.com y ya he pre-seleccionado tres que parecen adecuadas.

Para decidir cuál es la mejor para mí iré a conocerlas una a una. Primero me informaré sobre el centro, comprobaré su ubicación, su infraestructura, los accesos y.. haré una visita. Ese momento es fundamental.  Aprovecharé el día para ver cómo es la distribución interna, las instalaciones, la accesibilidad y los servicios que presta (preguntando cuáles están incluídos en el precio y cuáles no). Hablaré con los responsables y, si puedo con algún residente o familiar.  Durante todo el rato estaré haciéndome una pregunta: ¿me veo viviendo aquí?

También durante la visita intentaré averiguar algunas cosas:

  • Cuando visite algunas habitaciones me fijaré en la amplitud y la iluminación ya que son aspectos muy importantes cuando la vista me falle. Valoraré los armarios (tamaño, posibilidad de cerrarse con llave), el sistema  de timbres de llamada (pediré que me lo expliquen), los baños (son propios o compartidos, son amplios). Es importante saber si podré traer muebles o recuerdos que me permitan personalizar la habitación a mi gusto.
  • En cuanto a cuestiones jurídicas:  Antes de visitar el centro habré comprobado que tiene la autorización de la administración y, en Inforesidencias.com  habré bajado el contrato y reglamento de régimen interior.  Desconfiaré de centros que no comparten esa información en internet. Durante la visita pregutnaré cómo tratan las quejas y sugerencias.  La ley obliga a que haya hojas de reclamación, pero ¿ofrecen algo más como un arbitraje en caso de conflicto?.  Un indicador bueno sobre este aspecto es detenerse durante un rato ante el tablón de anuncios del centro y ver qué información contiene.
  • Sobre a relaciones con el exterior:  Vale la pena comprobar cuál es el horario de visitas, si los familiares se pueden quedar a comer, cómo funcionan las comunicaciones telefónicas y si se potencian las salidas al exterior con visitas programadas o servicio de acompañamiento.
  • Sobre el personal del centro:  En Inforesidencias.com habré podido ver qué ratio de personal tiene la residencia, qué titulación tiene el director y cuál es el organigrama (de nuevo, hay que desconfiar de residencias que no comparten esos datos en internet).  Durante la visita podemos contrastar que los datos ofrecidos son correctos.  
  • Sobre la calidad de la atención: Como cada centro tiene su sistema de trabajo, podemos preguntar si la residencia tiene algún certificado de calidad y que nos expliquen cómo hacen alguna cosa concreta como el cambio de pañales o cómo gestionan las caídas.  También podemos preguntar si pasan encuestas de satisfacción de los residentes y si nos quieren explicar cómo ha ido la última
  • Sobre los servicios que ofrece el centro:  Aquí hay dos aspectos fundamentales: qué ofrece el centro y qué está incluido en el precio base (lo que no esté incluido habrá que pagarse a parte). Los servicios pueden ser terapia ocupacional, rehabilitación, apoyo psicológico, animación, consultas médicas, talleres específicos, peluquería. En algunas comunidades autónomas las residencias vienen obligadas a ofrecer algunos de los servicios dentro del precio.  Vale la pena preguntarlo.
  • Sobre la alimentación:  Todas las residencias ofrecen diferentes menús ajustados a las necesidades médicas de los residentes.  Podemos pedir que nos dejen ver algunos de los menús, que nos digan si hay opción de elegir entre diferentes menús (algo que ofrecen pocos centros) y cómo se cocina la comida triturada (la hacen en el centro o es precocinada) 
  • Los primeros días en la residencia: Como ingresar en una residencia supone un cambio importante en la forma de vida, preguntemos a los responsables cómo será el proceso de adaptación. ¿Nos asignarán alguien para que nos ayude? ¿Existe un protocolo?
Es difícil saber cuál es la mejor residencia geriátrica pero en principio, ofrece más confianza la que comparte más información y no "esconde cosas".  Por eso una buena herramienta, entre otras puede ser ver el indicador de transparencia de la residencia en Inforesidencias.com 

Autor del post: Josep de Martí