jueves, 25 de julio de 2013

¿CÓMO SABER SI MI PADRE ESTÁ BIEN EN ESTA RESIDENCIA PARA MAYORES?

Para muchas personas que han tomado la decisión de ingresar a un ser querido que no podía decidir por sí mismo en una residencia geriátrica o que le han animado a tomar la decisión, el hecho de pensar que quizás no está recibiendo la mejor atención puede suponer un quebradero de cabeza y una preocupación constante.

Pero, ¿cómo saber si la atención que se recibe en una residencia es  la adecuada?

Partiendo de la base de que las residencias suelen ofrecer un servicio de calidad basado en la intervención de un equipo de profesionales, en aquéllos casos en los que la atención es inadecuada hay  docenas de señales de advertencia. He aquí lo que podrían considerarse señales de alerta  de especial gravedad:

1. Cambios bruscos tanto emocionales como físicos. Sobre todo, observe  a su ser querido. Preocúpese, si en poco tiempo y sin un motivo claro si es menos capaz de funcionar, si ha dejado de participar en las actividades, o se ha vuelto retraído y poco comunicativo. Cuando una persona que sufre demencia recibe un trato emocional inadecuado, como podría ser el ser ignorado o que le hablen mal, la manera de expresarlo puede ser la agitación o el retraimiento.  Otras muestras pueden ser una pérdida súbita e inexplicable de peso, los cambios repentinos en el estado de ánimo o en el patrón de sueño.

En ocasiones la aparición de moratones o úlceras por presión sin un motivo aparente también son señales de atención.

Debemos ir con cuidado, sin embargo:  Estas señales son pistas potenciales, no una prueba, de la mala atención.  Algunos de estos cambios representan la inevitabilidad de la enfermedad subyacente y no la mala atención. Una persona puede interpretar como paternalismo o condescendencia una expresión de cariño. Golpear la mesilla noche puede causar un hematoma alarmante en una persona de edad avanzada que reciba una medicación anticoagulante.

Por eso la clave está en que se expliquen las cosas bien.  Una buena residencia ofrece información a sus residentes y, cuando estos no están en condiciones, a sus familiares.  Por eso, insistimos, lo que es una señal de alerta son los cambios “inexplicables e inexplicados”.

2. Cuando la residencia no responde a nuestras preguntas. "No lo sé, pero lo averiguaré" es una respuesta aceptable, pero sólo cuando al cabo de un tiempo obtenemos una información adicional. Si el personal de la residencia es evasivo con sus preguntas, sencillamente no las responden o se niegan a hablar sobre el cuidado de su ser querido , esto debe ser una señal de alerta.

Normalmente la residencia tendrá un interlocutor (el director, el trabajador social, o algún otro profesional) al que deberá dirigirse.  Es mejor preguntarle a él o ella ya que si no podemos confundir una negación a dar información con el “pedir información a la persona inadecuada”.
En una buena residencia para personas mayores cada residente tiene un Plan Individual de Atención.  Si la residencia hace a la persona y sus familiares partícipes de este plan,  estamos ante una buena señal.

¿Qué tipo de respuesta podemos considerar  como inadecuada? "Es lo que hay, aquí se hace así y punto”.

3. Aspecto caótico, desorganizado del centro.   Una buena residencia sustituye el hogar de la persona mayor.  Por eso, en muchos aspectos debe tener el orden y el sosiego que ofrecen los hogares.

Si el personal parece constantemente estresado, pasa al lado de los residentes sin decirle ninguna palabra o se nota que hay “dos bandos” (residentes y empleados), entonces estamos ante una señal de que algo no va bien.

Si por el contrario se nota que la gente habla, que las cuidadoras sonríen y tratan con los residentes y a menudo hay conversaciones o relaciones de trato entre cuidadores y residentes, podemos estar mucho más tranquilos.

4. Alta rotación de personal. Sobre todo cuando los residentes sufren demencia, pero también en todos los casos, el cambio continuo de cuidador de los cuidadores debe alertarnos de que algo no va bien.

Imagínese que alguien le tiene que ayudar a ducharse o a ir al lavabo. ¿Le gustaría que fuesen siempre las mismas personas o tener que ir permitiendo que nuevos desconocidos fuesen entrando en su vida cada poco tiempo?.

Un buen indicador de la rotación es comprobar si los cuidadores conocen a los residentes por su nombre y si se dirigen a ellos utilizándolo.

A veces, a pesar de los esfuerzos de las residencias para tercera edad por fidelizar a los empleados se produce rotación.  En esos casos, si la residencia es consciente aplicará protocolos de incorporación de nuevos profesionales que atenuará los efectos negativos.  

Lo mejor para saber si hay mucha rotación es mirar y preguntar.

5. "No quiero que ése o aquél cuidador cuide de mí”. Una de las labores más difíciles a la hora de dirigir una residencia es mantener a un equipo de profesionales motivados y con ganas de cuidar desde el respeto.  Cuidar a personas mayores es un trabajo muy sacrificado y quienes se dedican a ello corren el riesgo de “quemarse”.

Hay que observar a  nuestro ser querido.  Preguntarle, si tiene capacidad y observar más atentamente si sufre demencia. ¿parece feliz? ¿parece ansioso, temeroso, incómodo?  ¿Nos dice que hay algunos cuidadores que no le gustan o que no le tratan tan bien como otros?  No tomemos a la ligera esas observaciones, en muchas ocasiones la dirección de la residencia agradecerá que las compartamos con ellos con la intención de mejorar.  A veces la persona que no está tratando de forma correcta sólo necesita un pequeño cambio en su trabajo para volver a hacerlo bien.

6. Teléfonos sonando y luces parpadeando sin cesar.  Todas las residencias cuentan con sistemas de aviso para atender correctamente a los residentes que se encuentren en sus habitaciones o en los cuartos de baño y se sientan indispuestos.

Si los avisos tardan mucho en contestarse o los teléfonos suenan y suenan sin ser contestados, debemos intentar informarnos si se trata de algo puntual o la residencia necesita una mejor organización.

Si nuestro ser querido nos dice que tiene que esperar mucho tiempo después de haber pulsado el botón de llamada,  lo mejor es investigar un poco.   Estas quejas en muchas ocasiones las formulan personas que llaman muchas veces y olvidan haber recibido la atención.  Muchas residencias cuentan con registros que nos permitirán comprobar.  Además, una buena residencia agradecerá nuestra observación.

7. La deshidratación y la desnutrición.   Aunque en la mayoría de casos, la deshidratación y la desnutrición pueden venir asociadas a alguna enfermedad que sufra la persona mayor ingresada en una residencia.  Estas pueden ser señales de alarma si no vienen acompañadas de una explicación por parte de los profesionales.

En algunos casos la desnutrición o deshidratación pueden deberse a una falta de organización o falta de personal cualificado en el centro.  Es muy fácil ver si los residentes, sobre todo en verano, van bebiendo agua durante el día  y también lo es preguntar cómo se alimentan los que no pueden comer por sí mismos.

De nuevo, la relación entre residente, residencia y familiares debe basarse en la confianza, por eso, nunca hay que tener miedo a preguntar.

8. Las cosas son como son, y punto. El sector de las residencias para tercera edad (geriátricas, asistidas, para ancianos, o como cada uno desee llamarlas) ha sufrido una evolución bárbara en los últimos años.  Tanto la incorporación de indicadores y sistemas de calidad como el trabajo interdisciplinar o muchos otros elementos permiten ver que todo es mucho mejor que hace unos años.  Pregunte cuáles son las mejoras que la residencia ha puesto en marcha en los últimos años.  Lo más seguro es que contestarán hablando de racionalización de contenciones, aplicación de protocolos, planificación centrada en la persona u otras iniciativas.

9. Un mal presentimiento.  Aunque los presentimientos no siempre nos llevan a acertar.  En muchas ocasiones, los primeros dos minutos que pasamos en una residencia nos permiten responder a una pregunta ¿me quedaría yo a vivir aquí si no me pudiese valer por mí mismo?  Si la respuesta es “no”, tenemos un problema.

Este documento está inspirado en un artículo aparecido en una web estadounidense.

lunes, 22 de julio de 2013

¿HACIA DÓNDE, POR FAVOR?

Aunque mi labor en el  portal www.inforesidencias.com debería ser la de mantener una relación "virtual" con las casi setecientas residencias asociadas, lo cierto es que últimamente no dejo de hablar por teléfono con gestores y profesionales de centros que se encuentran, según me comentó uno hace unos días, "cómo si me hubiesen dado un golpe en la cabeza y por un momento no reconociese nada de lo que hay alrededor".

Llevo veintiún años trabajando en este sector, tanto desde la administración como desde la empresa y recuerdo haber vivido momentos en los que la gente estaba "relativamente contenta", a veces "bastante enfadados" pero nunca como ahora.

Durante muchos años el sector gerontológico ha pedido unas reglas del juego claras y estables.  Algo que parecía que la Ley de Dependencia nos podía traer.  El sueño ha durado poco y ahora parece que más que haber hecho bien, la Ley ha sido como un chute de una droga de esas que crean una sensación de euforia sin fundamento que viene seguida de la lógica depresión.


Hace pocos días leía que la renombrada consultora DBK publicaba su informe anual sobre el sector de las residencias para personas mayores en España.  Como lo lleva haciendo desde hace unos cuantos años, puede compararse el de 2012 ("El sector geroasistencial nota la crisis") con lo que ha dicho en el último ("Las residencias para mayores bajan su facturación un 2% en un año").  Como los informes llevan datos del año anterior, podemos decir que el último año en que el sector creció fue 2011.  En 2012 las cosas fueron mal y en 2013...

Esto son sólo dos noticias aparecidas en los medios las últimas semanas:


Si lo queremos ver por el lado positivo podríamos pensar que quien buscar residencia para mayores en Burgos o quien busca residencias en Vizcaya ahora podrá encontrar precios más bajos debido a que la competencia y la existencia de vacantes habrá hecho abaratar el servicio.

Si bien eso es cierto en parte, también lo es que la estructura de costes de una residencia viene marcada de forma profunda por el capítulo de personal y que, debido a que muchos centros llevan muchos años funcionando la antigüedad de la plantilla hace difícil adaptar los costes a una bajada de ocupación.  Por eso, si la situación se alarga en el tiempo, el cierre de residencias y consecuente despido de personal dejará de ser una realidad anecdótica.  O sea, que esas residencias a buen precio de ahora pueden convertirse en edificios cerrados mañana.

Ahora que nuestros gobernantes, por enésima vez nos dicen que lo peor de la crisis ya ha pasado y que vamos a empezar a salir del hoyo habría que pedirles que, de una vez por todas se den cuenta de que gastar en servicios de atención a mayores, sobre todo si éstos son residencias para mayores dependientes, centros de día y servicios de ayuda a domicilio, es algo positivo en sí mismo.  Sé que no lo creen o no lo entienden pero hay que hacérselo ver.

Cuesta mucho dinero construir una residencia de tercera edad y mantenerla hasta que su funcionamiento cubre los costes y permite empezar a recuperar la inversión.  Sería desastroso perder el tejido empresarial, y benéfico que actualmente cubre nuestro país.

Alguien me dijo que la crisis era como estar en el fondo de una piscina, tienes que aguantar la respiración e intentar subir a la superficie para tomar aire.  Tienes que esforzarte para subir aunque te duela todo. Puedes ahogarte a dos metros de tu meta o a dos centímetros, además, si lo haces tan cerca del final estarás igual de ahogado que si no te hubieras esforzado.

Creo que el sector de las residencias (ya se les llame de tercera edad, geriátricas, para ancianos, o como cada cual quiera), ha hecho esfuerzos importantísimos estos años.  Sería tan tonto dejar que se ahogue cuando parece que la superficie esta cerca que no quiero no imaginármelo.

Hoy las residencias para mayores privadas (mercantiles y de iniciativa social) piden a la administración lo mismo que hace cinco años: un marco estable y una financiación acorde con las exigencias.  Si tienen esto pueden vender sus plazas a la administración y al cliente privado.

A quien corresponda, pues, la pregunta ¿Hacia dónde, por favor?

Autor del post Josep de Martí

miércoles, 17 de julio de 2013

AFRONTAR EL FUTURO, ASEGURAR EL BIENESTAR

Hace unos meses los amigos de Ballesol me pidieron un texto para su revista.  Les envié uno con el título "Afrontar el futuro, asegurar el bienestar" que ellos difundieron en papel y en internet. Aquí reproduzco el principio:

Cuando algo va mal, cuando ves cómo las decisiones que has tomado no han dado los resultados previstos, puedes hacer varias cosas. Una es negar la situación y actuar como si todo fuese bien, otra es lamentarte y culpar a cualquiera salvo a ti mismo de lo que ha sucedido. Para muchos, aquí acaban las opciones. Por supuesto, queda otra vía más audaz y difícil: admitir el error, intentar entender qué ha ido mal y ponerse en marcha para probar una nueva aproximación al problema. Que la Ley de Dependencia ha ido mal es algo en lo que casi todos coincidimos a estas alturas. De cómo se entienda este fracaso y de cómo se afronten las cosas a partir de ahora depende no sólo la supervivencia de muchas empresas que invirtieron grandes cantidades de dinero, o el puesto de trabajo de miles de profesionales, sino además, y lo que es más importante, el bienestar de una parte de la población especialmente vulnerable y merecedora de nuestra solidaridad. Si creemos a nuestros gobernantes podremos llegar a pensar que la Ley de Dependencia era una idea muy buena, que estaba bien pensada pero que la mala gestión del gobierno anterior y la crisis la han hecho inviable y por eso ahora hay que “repensarla” (bonito eufemismo) y “racionalizarla”. Si creemos a la oposición también pensaríamos que la Ley era una muy buena idea pero que el gobierno actual, con sus ansias por laminar el estado de bienestar, la está destruyendo inmisericordemente. Por supuesto todos mienten....
El artículo completo está en la web de Ballesol

martes, 9 de julio de 2013

BASADO EN HECHOS REALES

Hace un par de años estaba yo tan tranquilo cuando me llamaron por teléfono de una caja de ahorros (de las que entonces existían y con la que yo trabajaba) y me pidieron si podía pasar por la sucursal a hablar con ellos.  Sorprendidos por la llamada, mi mujer y yo fuimos y allí nos explicaron que habían visto que teníamos una cantidad de dinero en cuenta corriente (¡qué tiempos aquéllos!) que no nos generaba casi intereses y que podíamos poner en un producto que nos ofrecían con una remuneración interesante.  Le objetamos que el motivo de tener esa cantidad es que estábamos esperando para hacer una compra y nos aseguró que no había problema ya que no se trataba de un producto arriesgado y que en cualquier momento sólo teníamos que avisar y en un par de días teníamos nuestro dinero.

En ese momento estábamos contentísimos de haber recibido una llamada de una caja de ahorros que parecía mostrar interés por nosotros.  Pensamos que se trataba de un detalle muy bonito, así que firmamos (sin leerlos) varios papeles y pusimos esos ahorros en el producto en cuestión.

¿Hay alguien que todavía no se imagina cómo sigue la historia?

Cuando llegó el momento en que necesitábamos el dinero para hacer la compra nos dijeron que no podíamos tenerlo, que se trataba de un producto que existía desde hace tiempo y que, hasta entonces, siempre se había podido "vender" para recuperar el dinero pero que ahora, debido a al situación de las cajas no tiene "venta".  La misma persona que nos había llamado nos aseguró que en su momento nos lo había explicado bien y que nosotros habíamos firmado el contrato (una mentira y una verdad).  Nos enfadamos cerramos nuestras cuentas en esa caja (que ahora es un banco/zombi) pero tuvimos que dejar una abierta para recuperar el dinero.

La verdad es que, viendo la situación general y en la televisión a los afectados por las preferentes, que perdían los ahorros de toda la vida, incluso dimos gracias por haber perdido una cantidad relativamente pequeña.

Teníamos la opción de demandar o de acudir a un arbitraje pero lo cierto es que habíamos firmado el contrato.  Si fuese analfabeto o una persona mayor sin estudios podría haber clamado que me habían engañado abusando de mi debilidad.  La verdad es que ni mi mujer ni yo podemos alegar esa debilidad aunque sí algo más doloroso, la confianza traicionada.

Dentro de unos días nuestro problema quedará resuelto.  Alguien muy inteligente en algún despacho oficial ha encontrado la salida.  Nuestro dinero se convertirá en acciones de la caja/zombi y el Estado se ofrece amablemente a comprarnos esas acciones a un precio inferior a la cantidad de dinero que pusimos.  Al final recuperaremos al rededor de un 70% de lo que pusimos y, la verdad, visto lo visto, cogemos el pájaro en mano, aunque durante el vuelo haya perdido algunas plumas.

Coincide en el tiempo todo esto con algunas informaciones que me llegan de residencias de diferentes lugares.

Hace un par de semanas, unos cuantos directores de residencias de Lleida se reunieron para hablar del sector.  Me invitaron, cosa que les agradezco, y hablamos de cómo la Generalitat ha ido bajando "de facto" el precio de los conciertos de plazas.  Primero bajando el nivel de dependencia de algunos residentes cuando se hacen las valoraciones y después dejando de pagar el tiempo que una plaza queda desocupada entre el día en que fallece un residente y que llega la nueva persona a ocupar la plaza concertada.  Cada residencia ha hecho sus números y, en cómputo anual, hablamos de miles y miles de euros.  Por supuesto, todo es legal.  Si lees las condiciones del concierto en Cataluña, éste es anual y se va renovando por lo que, cuando la residencia renueva y firma lo que la Generalitat le pone delante lo está aceptando.  La residencia es libre de no firmar pero, tanto ella como la administración saben que "fuera hace más frio".

Estos días también he tenido ocasión de participar en Madrid en la clausura del curso de dirección de residencias de Lares, gracias también por la invitación.  Las bajadas de precio de los conciertos o la "no cobertura de plazas concertadas" son en varias comunidades los temas de conversación.  La situación en Madrid viene marcada por el Acuerdo Marco que oculta una bajada importante del precio de concierto; en Andalucía en cambio lo más llamativo es la no ocupación de plazas concertadas.  Durante el acto me entregaron en papel el "Mapa Lares de la situación de los centros de mayores del sector solidario en España" en el que se repasa la situación en cada comunidad autónoma y que no tiene desperdicio.  De momento no lo han colgado en internet pero, cuando lo hagan lo difundiré en el portal de las residencias para personas mayores, Inforesidencias.com.

Parece que "lo de las preferentes" y "lo de los conciertos" tienen cosas en común:  No es un problema de derecho ya que todo está escrito y firmado sino más bien de confianza.

Quienes pensaban que estaban depositando dinero en una cuenta remunerada de una caja de ahorros y ahora ven como les devuelven el 70% pueden acabar con el convencimiento de que les han robado el 30% o que les han puesto un impuesto injusto para reflotar el sistema financiero.  ¿No pueden pensar lo mismo quienes contrataron con la administración la prestación de unos servicios en unas condiciones y ven cómo esas condiciones van variando?  Pensaron que, mientras prestasen el servicio en las condiciones pactadas serían pagados según estipulaban las mismas pero resulta que ahora algo ha ido mal y hay que "sacar de donde sea".

Quien se acoja a la "quita de las preferentes" sabrá qué daño ha sufrido, tendrá su dinero a finales de Julio y será a partir de ahora una persona altamente desconfiada con cualquier cosa que huela a banco.

Sin embargo las residencias concertadas no pueden irse tranquilamente asumiendo una pérdida.  Administración y residencias concertadas dependen una de la otra para que miles de personas mayores dependientes puedan ser atendidas.  Como si fuese un ganadero torpe que quiere optimizar la producción de leche, primero ha ido alimentando cada vez menos a las vacas y después ha aguado la leche. Pero tiene que andarse con ojo ya que puede llegar el momento en que los animales dejen de producir o, sencillamente se mueran.   E incluso, sin saber cómo puede ser que en plena agonía metan una cornada al ganadero.


martes, 2 de julio de 2013

PONER NOTA A LAS COMUNIDADES EN FUNCIÓN DE LA DEPENDENCIA

La Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales lleva unos cuantos años publicando su "Observatorio de la Dependencia" en el que pone notas a cada una de las comunidades en virtud a cómo aplica la Ley de Dependencia y siguiendo unos criterios que han creado desde la propia asociación y han ido adaptando.

Al principio, los dictámenes del observatorio caían como vinagre en una herida en las Comunidades que suspendían.  Después, las que puntuaban bajo se han acostumbrado a decir que la Asociación esconde algún interés oculto o cosas por el estilo y no se preocupaban tanto.

Yo creo que, si alguien pretende criticar a los resultados del Observatorio debería hacerlo basándose en la metodología pero me parece absurdo hacerlo a quiénes se han limitado a establecer unos criterios, comprobarlos y difundirlos.

Ahora tengo encima de la mesa dos documentos que, puestos uno al lado de otro permiten criticar un aspecto del Observatorio, aunque sea colateral.

Por un lado, un artículo aparecido en la revista Capital  de Julio titulado "¿Se tambalea la dependencia?" y en el que aparecen los resultados del último observatorio en los que, por ejemplo  Andalucía saca un 7,1 sobre 10.

Por otro, el Mapa Lares sobre la situación de los centro de mayores del sector solidario en España en el que se valora cómo cuánto y cómo pagan las Comunidades Autónomas a las residencias concertadas del "sector solidario".  Esto es sólo un extracto lo que dice el informe refiriéndose a Andalucía:

  •  Respecto al precio de concertación "Bajada de  un 10%".
  • "el pago de las plazas, que oficialmente debería abonarse a los 30 días, se está realizando  con retrasos de 90 y hasta 120 días".
  • "Casi el 14% de las plazas concertadas en centros de Lares están vacantes, situación antes inusual, cuando las plazas eran ocupadas en un plazo de nomás de 15 días".  
  • "Desde julio de 2012 sólo se reponen plazas para atender urgencias sociales y sólo en casos extremos. 
  • "Según la Junta de Andalucía las valoraciones están prácticamente  paralizadas y cuando se realizan, reflejan índices a la baja".  
  • "La Ley de Dependencia retrocede desde hace un año en Andalucía". 
Para quien lo no sepa, Lares es la patronal que agrupa a las entidades del sector solidario (en el sector se suele conocer como "la patronal de las monjas").

He  querido poner de manifiesto una contradicción clarísima entre ambos informes.

¿Cómo puede ser que una comunidad a la vez saque "notable" y "suspenda" en dependencia?.

El motivo radica en que en los informes de la asociación de directores se tienen en cuenta doce baremos entre los que están  el número de beneficiarios, solicitudes y dictámenes, el equilibrio entre prestaciones y servicios, la aportación de las autonomías por habitantes o la existencia de buenas prácticas. Pero, sin otros factores cómo el precio de concierto, la diferencia en el coste de la prestación de servicio según sea ésta pública, concertada o de prestación económica vinculada; o lo que se tarda en pagar a los proveedores, el Observatorio se queda cojo.  ¿Que más da que una comunidad reconozca muchas prestaciones y servicios si después no las paga?

Esta crítica debe ser entendida como un empuje para mejorar los próximos observatorios y no cómo un ataque a la labor de la asociación al elaborarlos.  En mi opinión deben seguir haciéndolos  ya que son muy útiles para separar grano de paja.  Eso sí, incluyendo algún baremo más.

Como ciudadano, me encantaría que existiesen Observatorios  referidos a educación, sanidad, carreteras o policías municipales que permitiesen comparar cómo se hacen las cosas en diferentes comunidades autónomas y municipios.  Aunque fuesen sesgados, aunque fuesen mejorables o aunque fuesen lo que fuesen.

La verdadera democracia necesita que los ciudadanos que quieran estar informados lo puedan estar con fuentes diferentes y contradictorias.  Siempre habrá muchos a quiénes les dé igual y se conformen con consignas.  Me gustaría pensar que quiénes leen este blog son del los pocos que no.